Sermones sobre la 2ª carta a los Corintios

Predicar el verdadero evangelio

Pedro Puigvert

 

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Predicar el verdadero evangelio/ 2ª Co. 11:1-6

La exposición anterior trataba del menosprecio de la autoridad apostólica de Pablo por algunos de la iglesia de Corinto. Este capítulo sigue el argumento, no pasa a otra cosa, pues en el trasfondo está el conflicto con los perturbadores y la tolerancia del resto. El apóstol se muestra contrariado porque sus hermanos habían sido seducidos por aquellos que predicaban otro evangelio y a punto de caer en infidelidad a Cristo. Pablo quiere librarlos de esta vergüenza que los arruinaría espiritualmente. Había dicho que alabarse a uno mismo no era juicioso, pero se ha visto obligado a ello sin extralimitarse (v.18), por causa de sus detractores. Sin embargo, aquello había sido una insensatez o locura, pero todavía seguirá haciéndolo, así que pide comprensión, pues esta forma de hablar es la que ellos entienden (v.1).

    1. El gran amor de Pablo por los corintios (v.2).
    Ahora, el apóstol señala la causa de su insensatez, el celo que siente por ellos: Os quiero tanto que me abrasan unos celos a lo divino (BLP). Les amaba a pesar de su actitud hostil hacia él por algunos de la iglesia, y su temor de que cayeran en infidelidad a Cristo.
      1.1. Los había desposado con Cristo (v.2). ¿A qué se refiere desposado? En que había sido él quien les había predicado el evangelio. Cuando salió de Atenas fue a Corinto y allí discutía en la sinagoga y persuadía a judíos y griegos y muchos de los corintios oyendo, creían y eran bautizados. Pero habían venido unos extraños que pretendían conquistar a los creyentes con un falso evangelio y Pablo no lo podía permitir.
      1.2. Su objetivo era presentarlos como una virgen pura a Cristo (v.2). Detrás de este pensamiento está la figura del AT, en que Yahweh es el esposo de Israel y cuando el pueblo iba tras los ídolos manifestaba su infidelidad. Esta misma idea está aquí con relación a Cristo y su Iglesia. Cuando esta será presentada a Cristo, por él mismo, en la parusía, como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable (Ef. 5:27 NVI). Lo que siente Pablo en el fondo es que los corintios con su infidelidad están dañando a Cristo mismo. En lugar de obedecer el evangelio que habían recibido, se iban tras otro evangelio que traicionaba a Cristo, como también hicieron los gálatas. Tengamos cuidado en no caer en el engaño de aquellos que predican un evangelio endulzado, pero lleva veneno en su interior.

    2. El riesgo de tolerar a los engañadores (vv.3-5)
      2.1. Con el peligro de extraviarse (v.3). El apóstol teme que sus queridos hermanos sean arrastrados por los falsos predicadores de la misma manera que Satanás usó a la astuta serpiente para engañar a Eva y cometer el grave pecado de desobediencia. Así también, literalmente, los pensamientos de ellos podrían ser seducidos o corrompidos, de la sencillez y de la pureza hacia o en Cristo. La necesidad de estar vigilantes en este tiempo cuando algunos predican a otro Jesús es muy importante, porque su objetivo es engañar a los que puedan. Debemos estar plenamente convencidos del evangelio que hemos creído para desenmascarar a los engañadores que vienen predicando otro evangelio.
      2.2. Con consecuencias fatales por recibir otro evangelio (v.4). En Corinto habían llegado algunos, a los que habían tolerado, aunque viniesen predicando un Jesús diferente del que les había predicado Pablo cuando fue a ellos para anunciarles el evangelio de la gracia de Dios y la fe en Cristo. Habían recibido la influencia de un espíritu que no era aquel del principio infundido por el Espíritu Santo. ¿Quiénes eran estos que predicaban otro evangelio? Pues eran los judaizantes, es decir, aquellos que decían que para poder ser salvos, primero había que hacerse judío y circuncidarse y que alborotaban en todas partes donde iba el apóstol evangelizando. De estos, también los hay en la actualidad, que se presentan con la etiqueta de evangélicos. No dicen que los gentiles deben circuncidarse, pero en nuestro país tenemos uno que cada vez que hay una catástrofe y muere gente, sale él con el mismo mensaje, y que ahora con la Covid-19 ha soltado también en las redes sociales. Su discurso es simple: “En España hemos tenido casi treinta mil muertos, porque Dios nos ha castigado por haber expulsado a los judíos del país en el siglo XV”. Además, para que la gente trague su falso discurso lo adorna con citas bíblicas sacadas de contexto. Y cuela en algunos. Cuando lo leí me indigné grandemente. También durante el confinamiento he recibido videos con predicaciones de profetas del catastrofismo que sacaban textos bíblicos fuera de su contexto, que es lo que hacen las sectas para divulgar sus doctrinas erróneas.
      2.3. Era una falta de consideración hacia Pablo (v.5). ¿Es que Pablo era acaso inferior a aquellos extraños que predicaban un falso evangelio, cuando él había sido el fundador de la iglesia? El apóstol responde rotundamente con una frase que está llena de ironía, cercana al sarcasmo llamando a los engañadores “(hyper) grandes, apóstoles” o “superapóstoles” como traducen otros. Les llama así porque eran unos charlatanes que habían ido a Corinto como si fueran delegados de los apóstoles.

    3. Conocimiento en vez de elocuencia (v.6)
    Sigue el apóstol haciendo uso de la ironía mencionando la acusación de los charlatanes que lo consideraban un mal orador, tosco en palabra.
      3.1. Pablo admite que no era elocuente (v.6). Él mismo, en la primera carta (2:1,4) ya dice que no fue a ellos con excelencia de palabras, ni con palabras persuasivas de humana sabiduría. Y ahora usa el término tosco, que se refiere a la persona que carecía de una formación profesional en retórica, que según Aristóteles era el arte de la persuasión, y estaba inhabilitado para hablar en público. La formación rabínica de Pablo no incluía esta materia en los estudios.
      3.2. Había demostrado su conocimiento. (v.6). Este era superior a la elocuencia. Su conocimiento era de Cristo. Conocía perfectamente la obra de la cruz de expiación, justificación y santificación por el Espíritu. Conocía el evangelio de la gracia y la esperanza de la resurrección. Tenía conocimiento del futuro glorioso en el regreso de Cristo.
Conclusión. Lamentablemente, la historia es testigo de episodios como este que han rebrotado con el tiempo. Por eso debemos estar atentos para no caer en el engaño de los predicadores de un falso evangelio que pululan por las redes sociales. Ahora casi todo el mundo tiene acceso a ellas y sin darse cuenta se dejan embaucar por los charlatanes que saben engañar a los que no tienen un conocimiento bien formado en el evangelio. Yo tiemblo cada vez que alguien me envía un video y me dice que es muy bonito, porque dentro del envoltorio está lleno de veneno y se lo está tragando. ¡Cuidado, pues!

 


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