Sermones sobre la 2ª carta a los Corintios

La autoridad del ministro de Cristo

Pedro Puigvert

 

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La autoridad del ministro de Cristo / 2ª Co. 10:7-18

Pablo, se ha referido varias veces en esta carta a su ministerio apostólico, pero hasta aquí había preferido no hacer valer su autoridad, aunque la asocia con su compañero Timoteo que es el otro firmante de la epístola. Pero ahora, sus palabras se vuelven más duras y es entonces cuando echa mano de la autoridad recibida de Cristo, no de ningún hombre.

    1. Una autoridad real (vv.7-8)
    De entrada les confronta con la forma cómo miran las cosas. El modo del verbo miráis debe entenderse en indicativo de manera afirmativa, puesto que es el sentido más natural si tenemos en cuenta que los corintios se fijaban en lo que decían los acusadores. Ya se había referido en 5:12 a los que se glorían en las apariencias. En las dos ocasiones se trata de un reproche, no solo a los corintios, sino a cuantos juzgan las cosas por su apariencia.
      1.1. Autoridad frente al valor de las apariencias (v.7). Si tenemos en cuenta la manera como algunos consideraban la persona y la obra de Pablo, era posible dar la razón a sus adversarios al acusarle de una serie de cosas. Pero aquí se añade una falsedad más de aquellos acusadores: ponían en duda que el apóstol fuera de Cristo. Quizás se consideraban más espirituales que Pablo o que esteno había recibido formalmente su ministerio como ellos. Tal vezeran judaizantes, que supuestamente tenían el respaldo de la iglesia de Jerusalén, pero el apóstol era algo así como un advenedizo al apostolado. Por eso tiene que decir: si alguno está convencido de ser cristiano, considere a su vez, que yo lo soy tanto como él (BLP). Es pernicioso juzgar a los demás por la apariencia, diciendo: “este no es creyente”. Quien realmente conoce lo que es cada uno, es Dios que mira en el interior y nosotros no.
      1.2. Objetivos de la autoridad (v.8). Pablo defiende su autoridad de la que se gloría o jacta (presume en BLP), no porque se la haya atribuido él y Timoteo, sino porque la han recibido como un don del Señor. Dice: nos dio en plural, con dos objetivos que están relacionados: en sentido negativo no es para destrucción, como podría entenderse al hacer uso de su autoridad, sino para edificación que siempre fue elpropósito del apóstol para superar los problemas de la iglesia. Su actuación ha sido correcta en todo momento y de ahí que no se avergüence de ello. Los ministros del Señor, en ocasiones es necesario que actúen con energía haciendo valer su autoridad, no el autoritarismo, sobre todo para resolver conflictos, con una intención siempre edificante y nunca destructiva.

    2. Ejercicio de la autoridad (vv. 9-11)
      2.1. Sin amedrentar (vv.9-10). Ha expresado claramente los motivos de su intención de gloriarse de su autoridad para ser positivo, y no dar la impresión que la dureza de alguna de las cartas que les había enviado se interpretara como que quería asustarles. Porque se decía en Corinto que sus cartas eran duras y fuertes, y algunos llegaban al punto de menospreciarle por su apariencia externa que se les antojaba débil corporalmente y además por el estilo de su predicación. Ánimo predicadores, si decían esto de Pablo, ¿qué pensarán de nosotros? Aunque esto no puede servirnos de excusa para que no preparemos concienzudamente nuestros sermones. En cuanto a la presencia corporal débil, desde tiempos antiguos muchos han supuesto que el apóstol era bajito y enfermizo, que tenía una enfermedad en los ojos que le daba una apariencia un tanto desagradable de su cara. Él mismo dice algo al respecto (cf. Gá. 4:13-14). La referencia a su palabra menospreciable (un desastre BLP), es decir, su predicación. Da a entender que no era un gran orador cuando dice cuando fui a vosotros…no fui con excelencia de palabras o sabiduría (1 Co. 2:1). Sin embargo, J.M. Martínez y otros, sugieren que su debilidad corporal no es necesario entenderla estrictamente en sentido físico, pues puede señalar también la personalidad del apóstol, muy impetuoso cuando escribe, pero frágil cuando tiene que enfrentarse a sus adversarios. ¿Era así? No para Pablo.
      2.2. Con una advertencia (v.11). La persona que pensaba de esta manera estaba en un error porque se fijaba en lo externo, en las apariencias. Y le advierte que la misma dureza que dicen usan por carta estando ausentes, la van a emplear igualmente cuando estén presentes. No se quedará solo en palabras sino también en hechos. Detrás de una persona aparentemente débil, en realidad hay un hombre muy fuerte que está dispuesto a actuar.

    3. Una autoridad ejercida con moderación (vv.12-16)
      3.1. Sin comparaciones (vv.12-14). El apóstol echa mano de la ironía (v.12), ¿Cómo van a compararse con aquellos que se alaban a sí mismos y que usan como medida sus propios criterios? Eran unos engreídos que se jactaban comparándose consigo mismo, que se ponían medallas, pero no eran juiciosos o unos necios (LP). Los que hacían esto pensaban que eran ellos los que tenían la autoridad en la iglesia y no Pablo. Pero si había alguien que tenía todo el derecho de gloriarse, o de presumir con relación a aquella iglesia era el apóstol, pues él la había fundado. Sus adversarios, en realidad eran unos impostores que habían llegado cuando la iglesia ya estaba formada, con intenciones perversas de apoderarse de la dirección de la congregación y para ello era necesario desprestigiar a Pablo. Eso que es muy grave, también lamentablemente se ha reproducido en ocasiones en algunas iglesias evangélicas. Sin embargo, el apóstol evidencia que se jacta con moderación, no desmedidamente, por la prudencia que adopta la norma que Dios le había dado para llegar hasta ellos. Tampoco se había extralimitado, o sea, no había traspasado los límites –las rayas rojas como se dice hoy-. El ministerio de Pablo y su equipo no era una irregularidad, pues ellos habían empezado la evangelización en Corinto y formado la iglesia.
      3.2. Anunciando el evangelio (vv.15-16). Si Pablo y su equipo se jactaba de algo no era indebidamente por los trabajos misioneros de otros, sino por los que habían realizado ellos. Esperaban que a medida que creciera su fe, su campo de acción de ensanchara entre los corintios siempre dentro de los límites marcados por Dios que era la regla que había adoptado. Era preciso que los corintios llegasen a tener plena confianza en Pablo y colaboradores de manera que la hostilidad fuera superada y los infamadores no causaran más problemas. El objetivo de Pablo era predicar el evangelio más allá de Corinto sin entrar en la obra que otros habían hecho para apropiarse de sus frutos. Este principio, debería tenerse en cuenta a la hora de planificar la evangelización.
Conclusión. Pablo no tiene ningún interés en jactarse, el que lo haga que sea en el Señor. Su único deseo es que Dios aprobara el ministerio que le había encomendado (vv.17-18).

 


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