Pablo, ha tratado sobre el ministerio de reconciliación encargado por Dios a él y a Timoteo y, por extensión a todos los creyentes para actuar como embajadores en nombre de Cristo, de manera que sigue el argumento enlazándolo con un así pues, que también podríamos decir “en consecuencia” somos colaboradores del Señor. Esta idea de ser colaboradores de Dios ya la había expresado en la primera carta (3:9). ¿Es un privilegio o una responsabilidad? Ambas cosas a la vez, si reconocemos lo primero y realizamos lo segundo. Esta es una de las implicaciones del ministerio cristiano, pero hay otras que también debemos considerar.
1. Ser colaboradores de Dios (vv.1-2) ¿En qué consiste esta colaboración con Dios?
1.1. Exhortar a no recibir en vano la gracia de Dios (v.1). Pablo ha expuesto ampliamente su pensamiento acerca del ministerio cristiano (2:14-5:21) y ahora lo extiende a sus relaciones pastorales con los corintios, de manera que les exhorta, un verbo que como nombre es el que corresponde al Espíritu Santo, el Paráclito, o sea, ayudador, pero que el verbo parakaleo aquí denota amonestar, apremiar a alguien para que siga una manera de conducta. En este caso es a no recibir como algo vacío la gracia de Dios. Es probable que hubiera en Corinto algunos que menospreciaran la gracia de Dios y estaban cayendo en el error de una salvación por obras y de ahí la advertencia. Era recibir el evangelio vaciado de su contenido fundamental, o sea, que sería otro evangelio, no el de la gracia.
1.2. En la proclamación de la salvación (v.2). En conformidad con lo que acaba de escribir, busca el apoyo de las Escrituras (Is. 49:8). El profeta anunciaba lo que Dios daría a su siervo sufriente (2ª canción del siervo) en el día en que la salvación sería ofrecida a los gentiles. Ellos estaban viviendo este día, ahora era el tiempo aceptable para Dios, ahora era el tiempo de salvación, pero no solo como un privilegio, sino también con la responsabilidad de proclamar el evangelio de la gracia de Dios como sus colaboradores. Este tiempo sigue hasta hoy.
2. Tener un ministerio incorruptible y sufrido (vv.3-6)
2.1. Avalado por la conducta (v.3). La proclamación del evangelio de la gracia de Dios por todos nosotros tiene que estar confirmado por una conducta intachable. El mayor daño que podemos hacer al evangelio es cuando lo que decimos contradice lo que hacemos. Esta es la manera en que los adversarios del evangelio encontrarán oportunidad para señalar nuestras inconsecuencias e injuriar el ministerio y a la iglesia.
2.2. Avalado por el sufrimiento (vv.4-5). El apóstol puso todo su empeño para poder recomendarse a sí mismo como ministro de Dios y menciona todos sus esfuerzos y sacrificios que tuvo que pasar que le acreditaban (v.4). Empieza por la mucha paciencia, un término que significa constancia y perseverancia. En las cartas de Pablo se menciona el término paciencia varias veces en un contexto de persecución o adversidad como aquí. Seguidamente, añade tribulaciones, necesidades y angustias. Las tres forman parte de las situaciones externas que tuvo que vivir Pablo. Las tribulaciones o aflicciones son los sufrimientos en situaciones difíciles debidos a la presión de las circunstancias o el antagonismo de las personas, pues ambas cosas se dan en las persecuciones pero siempre con relación al ministerio del evangelio. Las necesidades tienen que ver con las privaciones que producen dolor; las angustias o estrecheces, literalmente es verse oprimido por falta de espacio y de ahí que metafóricamente signifique estar angustiado, o sea sin ver una salida humana. Lo que Pablo sufrió en su ministerio nos puede dar una idea de lo que tiene que pasar la iglesia perseguida. A continuación Pablo pasa a relatar las experiencias de carácter externo en el v. 5: en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos, todos ellos relacionados con la persecución, tal como vemos en el libro de los Hechos durante sus viajes misioneros. Por ejemplo, en Hch. 16:22-23, leemos que fueron azotados con varas y echados en la cárcel. En Tesalónica y en Éfeso se formaron tumultos para expulsar a los misioneros. El término que se traduce por trabajos, significa una actividad que produce fatiga, y señala la energíacon que Pablo desarrollaba su obra misionera. A eso podríamos añadir que cuando no recibía las ofrendas de las iglesias, tenía que trabajar fabricando tiendas. El ministerio cristiano intenso es sin duda alguna agotador, si se sirve al Señor con entrega total. En cuanto a los desvelos, podían tener su origen en la dedicación a todas horas como sucedió en Troas o a las preocupaciones por las iglesias estando en vela. Y los ayunos, no se especifica el tipo y lo mismo podía ser que ayunara en situaciones especiales como en Antioquía (Hch. 13:3; 14:23)o por obligación al carecer de comida.
2.3. Avalado por la vida interna y la conducta (vv.6). En pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero (v.6). El colaborador de Cristo tiene delante de él un programa de vida inmejorable. La pureza, significa libre de contaminación y de toda mezcla con el mal y en el original es de la misma raíz que santo expresando el carácter moral del colaborador. El conocimiento o ciencia, no es tanto la sabiduría intelectual, como el discernimiento espiritual para conocer a Cristo en lo íntimo. La longanimidad o largura de ánimo, es la virtud para soportar con paciencia sin límites las injurias de los impíos y tiene que ver con el temperamento. La bondad o benignidad, denota todo aquello que es recto y justo. La palabra griega es khrestótes y fonéticamente se asemeja al nombre de Cristo, de manera que el cristiano debe reflejar la bondad de Cristo. En el Espíritu Santo. Como Pablo está expresando aspectos del colaborador de Cristo, muchos intérpretes se inclinan por la traducción espíritu de santidad porque está más de acuerdo con el contexto que trata de la vida personal, aunque también se puede entender por la acción del Espíritu. En amor sincero, traduce literalmente la palabra “sin hipocresía”, o sea, sin fingimiento porque entonces no sería amor.
3. Los requisitos del ministerio cristiano (v.7)
El apóstol menciona tres recursos que están a disposición del colaborador de Dios.
3.1. La palabra de verdad (v.7ª). Se refiere a la predicación del evangelio que debe caracterizarse siempre por decir la verdad en el ejercicio de las virtudes del v.6. Pero también es una referencia a la palabra de Dios.
3.2. El poder de Dios (v.7b). Era el que había sostenido a Pablo en las circunstancias adversas, como a todo colaborador suyo.
3.3. Con armas de justicia (v.7c). El ministerio cristiano implica lucha y para ello debe echar mano de la justicia o rectitud moral. Armas ofensivas y defensivas, a diestra y a siniestra.
Conclusión En tanto que colaboradores de Dios, tenemos una gran responsabilidad. Nuestro ministerio será sufrido y consiste en proclamar el evangelio de la gracia. En lo personal nuestra vida debe reflejar el carácter de Cristo en todos los sentidos.
