En la salutación, (vv.1-2) Pablo se presenta como apóstol de Jesucristo, no en el sentido general de enviado, sino en el restringido  que tenían los doce que constituían el fundamento de la iglesia. Reivindica toda su autoridad apostólica. La epístola está dirigida en primer lugar a la iglesia de Dios que está en Corinto, pero igualmente a los creyentes de la provincia de Acaya, una amplia península unida al continente por un istmo sobre el que estaba situada la ciudad de Corinto.

1. El Dios que nos consuela en las tribulaciones (vv. 3-5)

Después de la salutación clásica de gracia y paz; la gracia por ser la fuente de nuestra salvación y la paz que implica el sosiego interior y el bienestar, sigue la alabanza a Dios como Padre de Jesucristo y de misericordias, el Padre que se relaciona con sus hijos con un amor inmerecido. La palabra que más se repite es consolación, (paráklesis) un nombre muy interesante que está compuesto de dos partes: para que significa al lado y klesis llamar, es decir, es un llamamiento al lado de uno para ayudarle, exhortarle, alentarle y estimularle. Es el mismo término para el Espíritu Santo llamándole Paráclito y también la ekklesia.

1. Un consuelo abundante e inalterable (v.3).  Dios es el autor de toda consolación, no solo en alguna ocasión de manera especial, sino siempre de forma abundante. Aquí “toda” no tiene un sentido relativo, sino amplio. Todos podríamos aportar experiencias de aflicción y testificar de la manera cómo Dios nos ha consolado. Por su palabra o por algún hermano.
2. Un consuelo extensivo a otros (v.4). Los hijos de Dios que reciben consolación de su parte, se convierten a su vez en conductos por los que corre el consuelo a otros que lo necesitan. No se trata de un consuelo de manual de consejería pastoral o de un libro de autoayuda, sino de alguien que ha pasado por la misma tribulación y su experiencia sirve de consolación a los demás.
3. Un consuelo de las aflicciones de Cristo (v. 5). La consolación no solamente es necesaria para cuando estamos padeciendo una gran desdicha, sino también cuando sufrimos por causa de nuestra fe cristiana. En realidad, nadie puede participar de los sufrimientos redentores de Cristo porque son únicos y exclusivos para nuestra salvación, pero los creyentes sí que participamos de los sufrimientos misioneros por el testimonio que damos de Cristo. Ahí está la iglesia perseguida en que  tantos hermanos nuestros sufren la cárcel, el maltrato e incluso la muerte. La causa de los sufrimientos que el mundo infligió sobre nuestro Salvador, como las ignominias y el rechazo, también se hacen patentes en sus seguidores. Pablo tiene presente sus prisiones e incluso cuando temió perder la vida (cf. v.8).
2. Los propósitos de la consolación de Dios (vv.6-7)

Quizás, detrás de estos versículos se halle la preocupación  de Pablo, en relación con lo sufrido por él, debido al deterioro de las relaciones con la iglesia de Corinto. La actitud impertinente de varios miembros de la iglesia y de un ofensor que motivó la llamada “carta severa”, la cual  causó gran tristeza a la iglesia. Pero fue informado por Tito que los corintios se habían arrepentido y ahora con esta nueva carta quiere consolarles y animarles.

1. El sufrimiento es para consolación y salvación (v.6a). Los sufrimientos y el consuelo del apóstol, como los de todo siervo de Dios, iban a beneficiar a los creyentes de Corinto, como también a cualquier iglesia. ¿En qué sentido? El apóstol estaba ahora en mejores condiciones para servirles, porque las experiencias que había padecido, no eran solo para el crecimiento espiritual propio, sino también para la bendición de sus hermanos fortaleciendo su fe. El término salvación debe entenderse limitado a las causas del sufrimiento.
2. El ser consolado es también para consolación y salvación (v.6b).La finalidad es la misma que la anterior, solo que la frase la cual se opera implica algún tipo de poder sobrenatural que ayuda a superar las pruebas aprendiendo de la experiencia de haber sido consolado para ayudar a otros.
3. La consolación fomenta el compañerismo cristiano (v.7). Cuando entre los creyentes existe una íntima comunión, también en la esperanza que tenemos firme, sabemos que no solo hay un compañerismo en las aflicciones, sino también en la consolación. O sea, podemos empatizar con los hermanos que sufren, pero también cuando son consolados y esto fomenta el compañerismo.
3. El Dios que consuela y libra (vv.8-11)
1. La experiencia de tribulación vivida (v.8). En la parte final de su argumentación sobre el consuelo divino, Pablo relata su experiencia sobre  la tribulación que le había acontecido en Asia. Durante su ministerio misionero, Pablo había sufrido muchas veces la persecución que le había expuesto a graves peligros. Solamente menciona que le sucedió en Asia, pero desconocemos el lugar y lo que le aconteció. Se ha dicho que podría ser lo que le ocurrió en Éfeso, cuando el platero Demetrio y sus colegas alborotaron la ciudad contra él (Hch. 19). Quizás, no se refiere a un caso de persecución, sino a una enfermedad que le había hecho perder la esperanza de sobrevivir. Solo podemos hacer conjeturas.
2. Librado de la muerte por Dios (vv.9-10).Aparte del tipo de tribulación que   hubiera sufrido, una cosa es clara: había sido lo suficientemente fuerte como para llevarle a perder la esperanza de conservar la vida. Pero esta experiencia, aunque fue abrumadora, incluso por encima de sus fuerzas, lejos de ser negativa fue aleccionadora, porque por una parte puso al descubierto su debilidad y por otra la grandeza del poder de Dios. Cuando todo parecía que no tenía más solución que la muerte, entonces para que aprendiera a no confiar en sus propias fuerzas, sino en Dios que resucita a los muertos, este intervino para librarle de aquella situación. Asimismo, sea cual sea la  prueba para el cristiano, siempre queda la esperanza en el Dios Omnipotente y  la resurrección de entre los muertos. Como dice J.M. Martínez: “Cuando todo parece perdido estamos a las puertas de que todo sea salvado”. Dios es el liberador inmutable de sus hijos: nos libró en el pasado, nos libra en el presente y nos librará en el futuro. Esta frase nos muestra que posiblemente la adversidad no había concluido todavía para Pablo.
3. Con la intercesión de los corintios (v.11). Subraya la importancia de la oración que cambia situaciones, por difíciles que sean. ¿Creemos esto? La prueba estimula el amor fraternal y la oración la liberación por Dios.

Conclusión
Hemos pasado por pruebas difíciles y  estas no se terminan, pero una cosa es cierta: tenemos a nuestro lado al Dios de toda consolación que nos libra y nos librará, así como a los hermanos que intercederán por nosotros y como resultado vendrán las acciones de gracias y la alabanza a Dios.