La grandeza de los pequeños detalles
Pedro Puigvert
Después de la sanidad de Naamán y del castigo de Giezi, tiene lugar otro episodio en la vida cotidiana de Eliseo en el que también se opera un milagro que puede parecer innecesario. Se puede pensar que el mismo individuo que se le cayó al agua, literalmente el hierro, podía haberlo recogido. Pero una vez más Dios está también pendiente en las pequeñas cosas de cada día.
La escuela de los profetas que dirigía Eliseo en la casa en que vivían en comunidad un grupo de ellos en Gilgal, se había quedado pequeña (v.1). ¡Qué bendición sería que las escuelas bíblicas tuvieran también problemas de espacio!
De acuerdo con su promesa se fue con ellos al Jordán a buscar los materiales necesarios, como la madera que era imprescindible (v.4).
Conclusión. Dios puede hacer milagros en medio de la cotidianidad en cosas que parecen de poca importancia, pero si sabemos verlos y valorarlos estaremos tan agradecidos como aquel que pudo recuperar el hacha prestada.
El boletín de la iglesia con artículos, noticias, poesía y las actividades previstas es el período correspondiente. Su publicación es bimestral y se puede descargar