La curación del general Naamán
Pedro Puigvert
Este capítulo es extraordinariamente rico en presentar las características de los personajes que aparecen en el relato. Por un lado tenemos a un reputado general sirio que sufre una terrible enfermedad, la lepra. Por otro, a una generosa criada israelita que aun estando cautiva procura por el bien de su amo. Asimismo, al profeta que es el protagonista principal de los primeros capítulos de este libro. Junto a él a su criado Giezi, el cual se revela como un avaricioso que sufrirá las consecuencias de su acto.
Era considerado por su rey un grande y es calificado como un hombre valeroso, pero enfermo de lepra, un término que englobaba diferentes tipos de enfermedades cutáneas y que no podemos limitar a lo que hoy se conoce con este nombre o enfermedad de Hansen.
La actitud del rey llamó la atención del profeta y quiso saber los motivos. Una vez conocidos, se ofreció para atender al general sirio (v.8).
Gozoso por la sanidad recibida Naamán quiso agradecerle al profeta lo que había hecho, pero Eliseo no se dejó deslumbrar por los presentes que le ofrecía, porque él era un siervo de Dios y este había obrado el milagro. A pesar de la insistencia no quiso recibir nada y eso que vivía de manera humilde. El general reconoce al Dios de Israel como el Dios verdadero y pide que se le dé la carga de tierra de dos mulas para edificar un altar a Yahweh y ya no sacrificará a otros dioses. Pero debido a su posición en la corte, alguna vez tendrá que sacrificar a sus dioses.
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