Estudios bíblicos

Los profetas menores

El profeta Sofonías

Pedro Puigvert

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Sofonías

             
El nombre hebreo Tsefanyah significa Yahweh ha encontrado. Es el único profeta que en el primer versículo del libro contiene todo su linaje que se remonta hasta un antepasado de la cuarta generación llamado Ezequías. De ahí se desprende que era tataranieto del rey de Judá Ezequías (716/15-687/6). Por tanto, Sofonías era primo lejano del rey Josías que estaba en el trono entonces. Sus alusiones a los lugares precisos de Jerusalén, como la puerta del Pescado, el Barrio Nuevo y el Barrio del Mercado hacen suponer que él habitaba en dicha ciudad. Probablemente fue el primero de dos profetas del siglo séptimo. Empezó su ministerio un poco antes que Jeremías y Nahum. Precisa con exactitud la fecha de su ministerio, el reinado de Josías (640-609 a.C.) Algunas de las prácticas religiosas que denuncia fueron abolidas en la reforma llevada a cabo por dicho rey a partir del año 629 a.C. Es por eso que se puede fijar, sin riesgo a equivocarse, el principio de su ministerio por el año 630 a.C. Sin duda fue uno de los profetas que apoyó el movimiento de reforma de Josías (2 R. 23:2).

  1. Su estructura
      • El anuncio del juicio de Dios (1:1-18)
      • Los llamamientos urgentes a Judá (2:1 -3)
      • El alcance del juicio de Dios (2:4-15)
      • Judá no escapará del juicio de Dios (3:1-8)
      • Las promesas de un Dios poderoso (3:9-20)

  2. Sus características

    1. La situación histórica. Josías fue uno de los reyes más piadosos de Judá. Cuando subió al trono, Judá sufría las consecuencias del reinado de Manasés (686-642 a.C.), el más malvado rey que gobernó el reino del Sur. La religión del país era el sincretismo, es decir, una mezcla del culto a Yahweh y de los cultos ofrecidos a otras divinidades. El pueblo mostraba una indiferencia general hacia Dios. Josías hizo todo lo posible para cambiar la situación, pero el pueblo había avanzado mucho en su declive espiritual y las reformas del rey obtuvieron como resultado más bien una práctica religiosa que un cambio de corazón. El hecho de mencionar como algo futuro la destrucción de Nínive (2:13) indica que escribió este libro antes del año 612 a.C. Probablemente, Nahúm y Sofonías fueron contemporáneos durante gran parte de su ministerio.
    2. El día del Señor. Sofonías comprendió que Judá no podría finalmente escapar al juicio de Dios, un juicio que veía esencialmente en el marco del día del Señor y que afectaría al mundo entero. "Antes de finalizar las dos décadas posteriores a la profecía de Sofonías, la orgullosa Nínive había sido humillada (2:13-15) y Josías había muerto en Meguido (2 R. 23:29), Nabucodonosor había batido a los egipcios en Carquemis, y Siria y Palestina le pertenecían. Pasadas cuatro décadas, Judá misma había sido arrasada, y el llanto y el clamor se habían levantado desesperadamente desde la puerta del Pescado, la segunda puerta y Mactes. ¡Realmente fue un día de ira!"(William Sanford Lasor, Panorama del AT, p.324).
    3. La persona del profeta. Se presenta por medio de una genealogía que abarca cuatro generaciones y en este sentido es el único profeta que ofrece tanta información personal. Como hemos dicho era descendiente de la línea dinástica de Ezequías, Amarías, Gedalías y Cusí. Si hacemos una comparación de 1:1 con los reyes de Judá tenemos lo siguiente: Manasés y Amarías serían hermanos, Amón y Gedalías, primos hermanos, Josías y Cusí, primos segundos; y los tres hijos de Josías (Joacaz, Joacim y Sedequías), todos los cuales reinaron, eran primos terceros de Sofonías. De ahí se desprende que Sofonías tenía un acceso mayor a la corte que los otros profetas y podía ejercer una influencia superior en ella. Asimismo, este profeta conocía muy bien el mundo alrededor de Judá. En 2:4-13, menciona el juicio de Dios sobre cuatro naciones vecinas: Filistea por el oeste, Moab y Amón por el este, Etiopía por el sudoeste y Asiría por el noreste.
  3. Su mensaje
  4. Dos temas dominan el mensaje de este libro: la amenaza de juicio inminente y la esperanza de liberación final. El juicio sería para la purificación de Judá y que llegara a ser un pueblo bendito por Dios. Veámoslo con más detalle:

    1. Cómo Judá trata a Dios. Actuaba como si Yahweh no existiera (1:6); como si el Señor no se ocupara de ella (1:12); ni fuera su autoridad suprema (1:4, 5, 9); como si no fuera digno de confianza (3:2).
    2. Dios contra Judá. Él destruirá a los adoradores de ídolos (1:4-6), castigará a sus príncipes (1:8) y expulsará a los pecadores (1:12).
    3. El día de la ira de Dios. Es un día que se acerca rápidamente (1:7-14) del que no podrán escapar (1:18) porque será un día terrible (1:15-17).
    4. El juicio universal de Dios. Alcanzará a todas las naciones (1:18, 2:4-15) y afectará a toda la naturaleza (1:2-3).
    5. La soberanía universal de Dios. Él acepta el culto y la adoración de todas las naciones del mundo (2:11,3:9-10).
    6. El remanente fiel. Finalmente, Dios será honrado por todo el pueblo fiel (3:19-20), una vez liberado de su pecado (3:11-13). Además, encontrará la seguridad en la protección de Dios (2:3, 3:13-15), se gozará en la salvación de Dios (3:14) y será una fuente de gozo para Dios (3:17).
  5. Su contenido
  6. El libro consiste de una sola colección de oráculos breves que podemos dividir en tres partes:
      1. El día de Yahweh (l:l-2:3)
        1. Amenaza de desolación contra los adoradores de Baal (1:2-6)
          Las consecuencias del día de Yahweh (1:7-13)
          El juicio está cercano (1:14-18)
          Medios para evitar el juicio (2:1-3)
      2. El juicio contra las naciones (2:4-15)
        1. Filistea (2:4-7)
          Moab y Amón (2:8-11)
          Egipto (2:12)
          Asiría (2:13-15)
      3. El pecado de Jerusalén y su restauración (3:1-20)
        1. Amenaza de castigo para Jerusalén (3:1-8)
          Salvación del remanente fiel (3:19-20) a
  7. Exposición
  8. Durante el largo reinado de Manasés, la condición religiosa y moral de Judá había degenerado mucho (2 R. 23:11-12, 2 Cr. 33:1-11). Había un santuario en Tofet (lugar de cremación) en el valle de Ben-Hinom en donde se hacían sacrificios humanos al dios Baal Melek o Moloc. Habían colocado unas imágenes de caballos con sus carros delante del templo de Yahweh los cuales habían consagrado al sol. El valle de los hijos de Hinom (Ge-Hinom) es el origen del término gehenna con que Jesús designó al infierno. Hinom es una alusión al nombre del antiguo propietario jebuseo. Hinom significa "gemido", por lo que sería el "Valle del gemido". Este valle se transformó en un símbolo del pecado y la miseria. Manasés levantó de nuevo los altares de los lugares altos que su padre Ezequías había destruido. En los atrios del templo de Jerusalén construyó altares para las constelaciones con nombres de animales del zodíaco, practicó la magia, la hechicería y la adivinación y consultó a los nigromantes y a espiritistas.

    1. Prólogo personal (1:1). Ya hemos señalado más arriba la importancia de este v. para conocer la biografía de este profeta. Pero lo más importante es el llamamiento que recibe de Yahweh a semejanza de otros profetas. Yahweh le dirige su palabra, de manera que todo lo que sigue lleva el sello de la revelación e inspiración divina. El nombre de su padre Cusi, significa etíope y no se sabe muy bien porque Gedalías le puso este nombre. En Jer. 38:7 y 39:16 hay una mención a un etíope que pertenecía a la casa real y podría referirse a él. En cuanto a los otros nombres ya nos hemos referido a ellos. Solo cabe mencionar que la frase en días de Josías, aunque puede aludir a cualquier fecha de su reinado, lo más apropiado es pensar que se empezó su ministerio antes de las reformas que emprendió dicho rey.
    2. El anuncio del juicio de Dios (1:2-18). Se trata del anuncio de un juicio universal en el sentido de que Yahweh, el cual habla directamente, destruirá por completo todas las cosas:
    3.  

        vv. 2-3.Empieza por mencionar aquellas cosas que están sobre la faz de la tierra y sigue señalando a qué cosas se refiere: incluye a la humanidad, el reino animal, terrestre, marino y ornitológico. Sin embargo, se concentra en los impíos, lo que implica el juicio sobre el pecado y sus consecuencias. De alguna manera anticipa el juicio universal, o sea, no solo de todas las cosas de Judá, sino también con relación al fin del mundo. Cuando leemos Apocalipsis, nos damos cuenta como los juicios de Dios van desarrollándose de manera progresiva: empieza por los cuatro jinetes que representan un tipo general de juicio; luego las primeras cuatro trompetas aluden a los juicios de la naturaleza y las primeras cuatro copas tienen que ver con juicios terrestres. Los primeros cuatro sellos revelan el poder destructor del pecado en que los seres humanos reciben las consecuencias de su mal obrar, mientras en la serie de las trompetas y las copas es Dios quien envía sus propios juicios. La mención de las diversas formas de vida, los hombres y las bestias, es con el objetivo de señalar la totalidad del alcance del juicio.

        v.4.
        En este versículo el juicio es para Judá y se centraliza en Jerusalén, porque es el lugar de donde procede la maldad y la idolatría. Y en una frase neo testamentaria, podemos decir que el juicio comience por la casa de Dios (1 P. 4:17), el templo de Jerusalén, en donde todavía se hallaban los vestigios del culto a Baal que había florecido durante los reinados de Manasés y Amón (2 R. 21:1-9,16, 21). Exterminar el nombre de los ministros y sacerdotes idólatras, era eliminarles a ellos. La religión cananea de los *baales siempre había sido una amenaza para la fe de Israel.
        v.5. El juicio se hace extensivo a los que practicaran la religión de Mesopotamia, los adoradores de los astros y estrellas cuya divinidad era el dios Milcom. Con esta grafía tenemos una forma alternativa del nombre de la deidad de los amonitas. La raíz básica es mlk lo que permite la identificación de las tres formas bíblicas del nombre: (Milkom, Malkam, Molek). En 1 R. 11:5 se dice que Salomón se casó con una princesa amonita y siguió a (...) Milcom, ídolo abominable de los amonitas. Josías destruyó el lugar alto que Salomón había levantado a este dios (2 R. 23:13). Curiosamente, los profetas que predicaron en el reino del norte no mencionan estos cultos. Observemos que había también un elemento sincretista porque intentaron combinar el culto a Yahweh con el de Milcom. Como dijo Jesús, con relación a las riquezas, ninguno puede servir a dos señores (Mt. 6:24). Las consecuencias de esta manera de obrar fueron desastrosas para Judá.

        v.6.
        Por otro lado, tenemos también a los que se apartaron del verdadero culto a Yahweh, un pecado que no podía quedarse sin castigo. Por el hecho de haberse inclinado por la falsa religión pagana ya no buscaban a Yahweh, habiendo caído en la indiferencia, pues ni siquiera le consultaban.

        Vv.7-10. *E1 día de Yahweh. Como hemos visto también por otros profetas, se trata del día de un juicio terrible, tanto que se insta a callar en la presencia de Yahweh. Un día que es denominado de sacrificio con los invitados dispuestos. La idea es la celebración de los sacrificios de paz en el templo que luego podía comerse la carne con los familiares y amigos, pero en vez de esto se convierte en un día de juicio al pueblo idólatra. No obstante, la condena mayor es para los príncipes, los hijos del rey o como traduce la NVI los funcionarios y oficiales del rey. Sea unos u otros, todos serían objeto del castigo divino. El vestido era una manera de expresar el estilo de vida, la procedencia y la religión de quien lo llevaba, que podía ser extranjero como extraño. Es una referencia a los que se habían adaptado a las prácticas paganas, los cuales también incurren en condenación. Luego se añaden todos que los que saltan la puerta, o evitan pasar por el umbral. La puerta se consideraba como el dominio de los dioses del hogar que guardaban a sus moradores de los extraños. Eran los que llenaban de violencia y engaño la casa de sus dioses o el palacio de su señor, o sea, trataban de burlar a los dioses para enriquecerse. Las referencias a la puerta del Pescado y a la segunda puerta pueden indicar la ruta de los comerciantes en la ciudad (Neh. 12:39), situada en el muro norte la primera y era de acceso a segunda (el Barrio Nuevo NVI) (2 R. 22:14). Los collados eran quizás un sector industrial a las afueras.
        v. 11. Continúa con la descripción toponímica mencionando a los habitantes de Mactes ("el Mortero" según la BJ, "Barrio del Mercado" NVI), un lugar que era conocido al ser un pedazo de terreno hundido que se cree que formaba parte del valle Tiropeón ("valle de los fabricantes de queso"). Allí, en una hondonada se reunían los comerciantes extranjeros para hacer sus negocios, pero todos serían destruidos en el día de Yahweh.
        vv. 12-13. Sigue el anuncio del juicio sobre Jerusalén, a la que Dios ha registrado a fondo con lámparas (esta figura de la linterna describe a Dios como un vigilante nocturno, de manera que en la Edad Media algunos pintaron a Sofonías como un hombre con una lámpara) para castigar a los hombres que son como el vino cuando se espesa y forma un sedimento. Entonces debe pasarse el vino de un recipiente a otro. Esta figura ilustra que cuando el hombre pretende ser autónomo e independizarse de Dios, pronto se asienta en él la decadencia moral que lo infecta todo. Tienen el atrevimiento de pensar que Yahweh es indiferente a lo que hacen, sea bueno o malo o ni para bien ni para mal. Sin embargo, están equivocados sobre el proceder de Dios, porque Yahweh les castigará, por cuanto sus riquezas formarán parte del botín del invasor caldeo, sus casas quedarán desérticas, pues ellos mismos serán llevados en cautiverio. Aunque hubieren edificado casas, no habitarán en ellas, ni podrán beber del vino de las nuevas viñas. La imagen es de desolación total.
        Vv.14-18. Anuncio del día grande de Yahweh. Si en los w. 7-10 hemos hecho referencia solamente al día de Yahweh, aquí enfatizamos el adjetivo grande del v. 14. El profeta regresa al tema del alcance del juicio universal que se iba a producir en ese día. Pero le agrega a lo que había apuntado en los w. 2-3, que sería un día cercano y muy próximo; a toda prisa se acerca (NVI). El bullicio de voces espantadas es amargo y hasta el más valiente gritará. Podemos imaginamos la escena: Jerusalén rodeada por los ejércitos enemigos y los que están dentro gritando espantados. Leyendo Lamentaciones podemos hacemos una idea de lo que ocurrió y aquí se anuncia. Siguiendo con los vv. 15-17, tenemos una ampliación de lo que sería aquel día, el cual es designado con unos nombres sobrecogedores en el v.15: en primer lugar es el día de la ira, angustia y aprieto, alboroto y asolamiento, tiniebla y oscuridad, nublado y densos nubarrones, día de trompeta y de batalla, de tribulación a los hombres, de derramamiento de sangre y sus entrañas como estiércol. Este es un cuadro escatológico con un lenguaje apocalíptico muy vivo y expresivo para tener presente en toda época o generación por todos aquellos que se olvidan de Dios o le hostigan. Sin embargo, aunque pretendan esconderse detrás de los muros y torres de las ciudades pensando que estarán seguros, no conseguirán librarse del juicio divino. El v. 16 describe muy bien lo que sería la invasión de los babilonios sobre Jerusalén cuando destruyeron la ciudad y el templo en el año 587 a.C. La ira divina ha sido provocada por haber ofreciendo un culto falso en el templo y aunque era la casa de Yahweh, había sido profanada (cf. *Ez. 22). Cuando llegue el día de la ira, la tribulación divina hará presa de los hombres (v. 17), los cuales se darán cuenta de su incapacidad, pues andarán como ciegos para poder escapar, pero no podrán. Han pecado contra Yahweh y su sangre será derramada como polvo (figura hiperbólica) y su carne o sus intestinos como excrementos. En el v. 18, ni la abundancia de las riquezas les podrá librar del día de la ira de Yahweh. Toda la tierra será consumida con el fuego de su celo, un concepto que está muy presente en el AT, pero el celo de Dios no es como el de los hombres, sino la medida de su amor. Aquí el profeta va más allá del juicio sobre Judá, e incluye a toda la tierra, es decir, el juicio universal, (cf. *Ap. 16:5-9).

      Cuestionario para reflexión y aplicación

          ¿Cuál es el mensaje principal de este libro?
          ¿Cómo había degenerado el culto en el templo?
          ¿Qué significa el día de Yahweh?
          ¿Cómo será el juicio sobre la tierra?
          ¿Qué relación hay entre los juicios de esta profecía y las de Apocalipsis?

    4. Los llamamientos urgentes a Judá (2:1-3). Estos versículos son como una cuña insertada aquí con el propósito de que se paren y hagan una reflexión. Aún pueden tener una oportunidad. Después del abatimiento por un mensaje tan duro, Sofonías abre una perspectiva luminosa para el pueblo, pues todavía puede salvarse un remanente. El v. 1 es de difícil traducción y de ahí que sea diferente según la versión que usemos. Sin embargo, el sentido más preciso lo aporta la NVI: Humíllate hasta el polvo, nación no quebrantada. Sea la traducción que sea, el sentido indica claramente que se trata de un llamamiento a la humillación y al arrepentimiento. Les recuerda que ellos no van a resistir más a Dios, como tampoco lo puede hacer la paja contra el viento. Los humildes son mencionados en contraste con los orgullosos. El término humilde (hebreo anaw) se usa en el AT para referirse al adorador que está consagrado a Yahweh y se trata de una actitud hacia Dios, no hacia los hombres.  El humilde no es el débil, sino aquel que se humilla delante de Dios y su humildad se expresa en la obediencia a la voluntad de Dios, los que habéis puesto en práctica sus normas (NVI).
    5. El alcance del juicio de Dios (2:4-15). Estos versículos anuncian acontecimientos relativos a las naciones vecinas fronterizas de Judá. Si tomamos un mapa veremos que primero se refiere a los pueblos situados al occidente (w.4-7); luego, las naciones del oriente (vv.8-11); en tercer lugar a Etiopía que estaba al sur (v. 12); y por último al imperio que estaba situado al norte (vv.13-15). Todos estos países eran enemigos de Judá, pero el profeta se dirige a ellos como si representaran a todos los enemigos en todas partes que se oponen al pueblo de Dios y resisten la dirección divina. Yahweh toma la determinación de destruir el poder de estas naciones y humillar a los orgullosos, tanto si están en Judá como en otros países. Vamos a ver cada grupo por separado:

      1.  Las naciones filisteas (vv.4-7). A través de ellas habían entrado sucesivas oleadas procedentes del continente europeo. A partir del 1200 a.C. el comercio pasaba por estas tierras al ser costeras con el Mediterráneo. Toda la región estaba dominada por una liga de cinco ciudades (Jos. 13:3) de las que aquí se mencionan cuatro (v. 4). La primera es Gaza, Era la marcaba el límite sur de Canaán. Fue conquistada por Josué (Jos. 10:41), pero se perdió todavía en vida del caudillo israelita (Jos. 13:3). Judá la volvió a capturar (Jue. 1:18). Fue en esta localidad donde Sansón arrancó las columnas del templo. Como era una localidad estratégica porque era la ruta comercial de Egipto al oeste de Asia, se la menciona en muchas ocasiones, pero el juicio de Dios caería sobre ella y sería desamparada, siendo asolada en el año 96 a.C. en cumplimiento de esta profecía. La segunda es Ascalón, la cual fue conquistada por Judá (Jue. 1:18), pero se independizó como las otras ciudades de la región, aunque fue tomada tanto pro egipcios como por los babilonios. Finalmente la capturó el macabeo Jonatán y en ella nació Herodes el Grande. La tercera es Asdod, conocida sobre todo porque tenía el templo de Dagón al que fue llevada el arca (1 S. 5:1 y ss). Una vez conquistada por los babilonios cayó en el abandono. Fue saqueada por Sargón II de Asiría, en cumplimiento de lo que dice aquí y eso ocurrió a pleno día (711 a.C.). La cuarta es Ecrón, estaba ubicada en la frontera entre Judá y Dan (Jos. 15:11,45-46,19:43). Allí llevaron el arca cuando fue cuando fue sacada de Gat y de allí enviada a Bet-semes. Su divinidad era Baal-zebub (2 R. 1:2-3). También sucumbió delante de los asirios y sería desarraigada. El v. 5 viene a confirmar la localización geográfica que hemos mencionado, en que se pronuncia un ¡ay! contra los que moran en la costa. La mención a los cereteos es debida a que se trataba de un pueblo establecido cerca de los filisteos en el sur de Palestina. Este es el único lugar donde se menciona Canaán como tierra de los filisteos. Probablemente, sea debido a que cuando los asirios ocuparon toda la tierra al oeste del Jordán, menos Judá, Canaán quedó limitada a la región que ocupaban los filisteos. El v. 6 expresa el cambio drástico en que las tierras de la costa vendrían a ser tierras de pastores, lo que metafóricamente muestra la desolación, pues los pastores suelen llevar sus rebaños lejos de los núcleos de población. Además, aquí tenemos una indicación de la futura restauración de Judá, bajo la idea del remanente. Pero no se trataba solamente de la futura reconstrucción del pueblo de Dios, sino que mirando a un futuro más lejano podemos intuir la creación del *nuevo Israel, el verdadero pueblo de Dios, la iglesia, la suma de los remanentes juntamente con la plenitud de los gentiles que constituyen el verdadero pueblo de Dios, la iglesia.

      2. Moab y Amón (vv. 8-11). Ambas naciones estaban situadas al este de Judá, eran de origen semítico y descendientes de Lot (Gn. 19:36-38). Cuando Israel pidió poder atravesar sus tierras después de salir de Egipto, le fue denegado. Un rey famoso era Balac el cual llamó al profeta Balaam para que maldijese a Israel que se había establecido al otro lado del río Arnón. Cuando Israel se preparaba para cruzar el Jordán, acamparon en los campos de Moab (Nm. 22:1). Allí fueron seducidos por mujeres moabitas y madianitas, las cuales les indujeron a participar en prácticas idolátricas (Nm. 25). También hay que tener presente que fue una mujer moabita una ascendiente del Mesías. Amón, fue el hijo menor de Lot que tuvo con su hija. Israel no conquistó Amón, pero los amonitas fueron condenados por haberse unido a los moabitas en la contratación de Balaam (Dt. 23:3-6). Se narran varios episodios en las Escrituras como ambos pueblos actuaron muchas veces contra Judá. La mención a Sodoma y Gomorra se usa como ejemplo de destrucción y también por el hecho de la relación con Lot, el cual fue salvado de manera misericordiosa, mientras ambas ciudades fueron destruidas y aquí con referencia a sus descendientes. Los vv. 10 y 11, expresan los motivos del castigo: a) por su soberbia; b) por haber afrentado al pueblo de Dios; c) por su idolatría; d) para a atraer a las naciones de la tierra a la adoración a Dios

      3. Etiopía (v. 12). El profeta dirige ahora su atención al sur de Judá. En hebreo el nombre es Kus (Gn. 10:6, un hijo de Cam) y se refiere a Nubia, una región del sur de Egipto, en la parte norte de lo que hoy es Sudán. Los escritores clásicos llamaban a esta región Etiopía, pero no debe confundirse con la actual Etiopía que queda más al sur. Aquí puede referirse a Egipto, pues en el año 720 a.C., Etiopía conquistó Egipto y durante unos 60 años la dinastía 25ª etíope controló el valle del Nilo. También puede ser un nombre representativo de las partes más antiguas de la tierra que simbolizaría la ilimitada extensión de la soberanía de Dios, pues el v. anterior se refiere al dominio universal de Yahweh (todas las tierras de las naciones). En el caso de referirse a Egipto, esta profecía pudo tener cumplimiento en la invasión babilónica bajo Nabucodonosor del 568 a.C. confirmada por la frase seréis muertos con mi espada.

      4. Asiria (vv. 13-15).  Llegamos al imperio que estaba situado al norte de Judá. Este imperio, desde su origen, siempre fue un enemigo del pueblo de Dios. Esto se pone en evidencia en los libros de los profetas Jonás y Nahum, tal como estudiamos en su día. Después de la invasión de Judá por Asiria, durante cincuenta años había tenido que pagar muchos tributos y sufrieron considerablemente a causa de ellos. Esta profecía se cumplió de manera precisa cuando el imperio que había dominado la tierra, fue destruido y su capital Nínive convertida en un desierto y todos los animales del campo se tendieron en ella transformándola en su redil para pasar la noche. Esto sucedió en el año 609 a.C., cuando su territorio fue tomado por los babilonios. Asiria se creía invencible con una autoconfianza desmedida: Yo, y no más (v.15). No se dieron cuenta que eso solo puede decirlo el Señor: Yo soy Yahweh, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí (Is. 45:5, 6, 18, 21). La ciudad que había sido el orgullo de los asirios fue asolada y hecha guarida de fieras, un montón de ruinas en medio de un paraje inhóspito. Cualquiera que pasare por delante de sus ruinas se mofaría y la amenazaría con sus puños.       

      5. Cuestionario para reflexión y aplicación

            ¿Cuál es el alcance del juicio de Dios?
            ¿Qué debían buscar los humildes de la tierra?
            ¿Qué importancia tiene el concepto del remanente tanto en el AT como el NT?
            ¿Cómo se distribuye el juicio de las naciones?
            ¿Qué aprendemos sobre la soberanía de Dios en este capítulo?

      6. El pecado de Jerusalén y su restauración (3:1-20). Aunque no se menciona el nombre de la ciudad, sin embargo, por lo que leemos en el resto del capítulo, no cabe duda que se trata de Jerusalén. Este capítulo está dividido en dos partes. En la primera (vv. 1-8) se describe los pecados de Jerusalén y el juicio de Dios sobre ella. En la segunda (vv.9-20), tenemos un cuadro en donde se presenta la restauración de un remanente de Judá después del exilio babilónico en que el pueblo ha sido purificado, pero la profecía va más allá y nos traslada a la nueva Jerusalén en que Yahweh está en el centro como Rey soberano.

        1. Los pecados de la ciudad de Jerusalén(vv.1-2). En el v.1, la interjección ¡Ay de la ciudad! es un preludio del juicio de Dios sobre ella, pues se caracteriza por su inmoralidad con tres palabras: a) rebelde. Señala la deslealtad contra Dios. Se trata de una actitud de rechazo de la voluntad de Dios para hacer la suya propia; b) Contaminada. En el sentido moral, sus habitantes habían abandonado la santidad y se contaminaron con las prácticas paganas introducidas en ella; c) Opresora. En lugar de actuar con justicia, se había apoderado de la ciudad la injusticia y el abuso de poder. ¿Cuál fue la causa de este declive moral y espiritual? En el v. 2 tenemos la respuesta: Abandonó la escucha de la palabra de Dios y en consecuencia no aceptó la corrección de sus malos caminos. Menospreció la ley de Dios para vivir de manera independiente, pues dejó de confiar en Yahweh. Cuando se deja de confiar en Dios, un abismo se abre delante del insurrecto. La falta de confianza en Yahweh le condujo a alejarse de Dios en lugar de acercarse a él en adoración. La actitud del que quiere vivir al margen de Dios (el ateo práctico), no solo señala la condición pecaminosa del individuo, sino que cada vez más le aparta de su Creador y se hunde en la perdición. Como dijo un autor: "o la lectura de la Biblia nos aleja del pecado o el pecado nos alejará de la Biblia" y lo mismo podemos decir, si cambiamos el término Biblia por el de escuchar a Dios.

        2. Los pecados de los dirigentes de Jerusalén(vv.3-4). En esta porción se nombrancuatro grupos de dirigentes de la ciudad, que es tipo de la nación. En primer lugar, se menciona a los príncipes, no los hijos del rey, sino los funcionarios principales o autoridades (NVI). Metafóricamente, se les llama leones rugientes, es decir, que como animales depredadores y carroñeros se apoderaban de sus presas y daban buena cuenta de ellas. El segundo grupo son los jueces, los gobernantes (NVI) o magistrados civiles, los cuales son llamados lobos nocturnos, pues igual que estos animales son rápidos en atrapar su presa, así ellos actuaban con nocturnidad cuando administraban justicia y eran tan miserables que no dejaban nada para otra ocasión. De los dirigentes civiles pasamos a los religiosos. Empieza por los profetas, que tenían la responsabilidad de entregar la palabra de Dios al pueblo, pero en lugar de esto daban un mensaje liviano, sin peso, para ganarse el favor del pueblo y sus dirigentes, diciéndoles lo que querían escuchar. Además eran prevaricadores, un término que procede de un verbo hebreo que significa "fluir a chorros", como por ejemplo el agua (cf. Gn. 49:4, Jue. 9:4, vagabundos, maleantes). Como se trata de profetas, en el término están combinadas la desconfianza y la locuacidad. Otros lo traducen como traicioneros (NVI) o desvergonzados (BI). En segundo lugar, tenemos a los sacerdotes, que tenían la misión de enseñar la ley al pueblo, pero en lugar de eso la falsearon, es decir, modificaban los mandamientos. En consecuencia, contaminaron el santuario profanando las cosas santas, el lugar donde se presentaban los sacrificios.

        3. La actitud diferenciada del Señor (vv.5-8). El contraste entre la manera de actuar de Dios y la que hemos visto del pueblo es abismal. Yahweh es justo, los moradores de la ciudad y los dirigentes son injustos. El Señor hace lo que es recto y bueno, ellos no, pues eran perversos y sinvergüenzas. El anuncio del juicio de las otras naciones, expuesto en el capítulo anterior, debía servir de exhortación a Judá. El v. 6 es un resumen del juicio de Dios contra las naciones limítrofes de Judá.  Yahweh pensaba que el pueblo iba a reaccionar positivamente en el temor al Señor, aceptando la corrección, lo que implicaría su arrepentimiento y que Yahweh no ejecutara su castigo, pero ellos se empeñaron en corromper todas sus obras. En consecuencia, v. 8, Yahweh les invita a esperarle hasta el día el que va a ejecutar su juicio sobre las naciones, lo que implícitamente es una llamada a volverse a él. Pero, además, este versículo contiene una indicación que va más allá de los acontecimientos próximos, ya que no solamente su ira caerá sobre las naciones y su pueblo rebelde, sino que apunta hacia el juicio final, pues por el fuego de mi celo será consumida toda la tierra. Dice Winward: "Los eventos inmediatos no constituyen el fin, sino que son heraldos del clímax".

        4. La restauración de Jerusalén (vv.9-13). El panorama cambia por completo y del juicio pasamos a una perspectiva universal de restauración de la esperanza de los redimidos y al mismo tiempo se proyecta hacia la nueva Jerusalén en la que un remanente purificado y humilde se verá libre de todo lo malo que le condujo al cautiverio. El v. 9 está en futuro y se inicia con una frase ambigua: en aquel tiempo. La locución que sigue no es como si Dios fuera a darles la capacidad de hablar mejor, sino que adorarían a Dios con un corazón limpio (cf. Is. 19:18). Se terminará la reprobación de Babel, cuando Dios confundió el lenguaje de toda la tierra (Gn. 11:9) y en su lugar todos le sirvan de común acuerdo. El v. 10 menciona una región que está más allá de Kus (Etiopía) para referirse a los pueblos que estaban más alejados, pues para los hebreos era la región que ellos consideraban como la más distante que podían imaginar. El pueblo disperso de Judá será recogido y traerá ofrendas de adoración a Dios, una referencia al retorno del cautiverio. Pero siguiendo con la dimensión futura este pasaje, lleva nuestro pensamiento a las palabras de Jesús en Jn. 10:16 y 11:52. El v. 11 contiene una promesa relativa a la purificación que el cautiverio  conseguirá, pues Jerusalén ya no se rebelará contra Yahweh, pues los soberbios serán extirpados de la ciudad, citada con la frase mi santo monte, expresión sinónima de Sion. Y en el v. 12, en lugar de los soberbios, Dios pondrá al humilde y pobre, el cual confiará en Yahweh. Observemos el cambio: en 3:1, la ciudad es declarada rebelde, contaminada y opresora y aquí todo lo contrario: humilde y pobre. Además, no confiaban en Yahweh y en la restauración tienen plena confianza en el Señor. El término humilde, se refiere a uno que es humilde en la desgracia, o sea, humillado, mientras que en 2:3, el término se refiere al que es de carácter humilde. Ambas palabras en el hebreo vienen la misma raíz, pero se diferencian: la primera es ani y la segunda anaw. En el v. 13 se presentan dos nuevas características del remanente de la ciudad restaurada: no hará injusticia ni dirá mentira, ni en su boca se hallará lengua engañosa. En relación con la humildad del versículo anterior, hay una nueva manera de hablar por la que se debe diferenciar la persona regenerada (cf. Stg. 3:2 y ss.).

        5. La restauración de Israel (vv.14-20). En la parte final de la profecía tenemos una serie de promesas de la relación de Yahweh con su pueblo y unas características relativas a la renovación de este, cuya mayor expresión es la invitación al canto por los imperativos de gozo (gózate y regocíjate): a) Yahweh es el Rey de Israel (15). Tiene su razón de ser, por cuanto ha cumplido con la función que le corresponde como rey: ha apartado sus juicios y ha echado fuera a los enemigos del pueblo prometiendo su seguridad, pues nunca más verás el mal. b) Yahweh, como guerrero en medio de su pueblo (vv.16-17ª). Siguiendo con la idea de la seguridad, vemos al Señor en medio de su pueblo alentando su espíritu (no se debiliten tus manos RVR60, no te desanimes NVI). La vigorosa presencia de Yahweh, como guerrero victorioso (NVI y LBLA) es el que da la victoria a su pueblo salvándole. c) Yahweh, expresa su amor por su pueblo (17b-18ª). El gozo del Señor es como el del esposo por la esposa, una figura bastante usual en el AT. La NVI traduce estos versículos así: Se deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor, se alegrará por ti con cánticos, como en los días de fiesta. La frase te renovará en su amor, sigue la Septuaginta, pero el texto hebreo dice él callará en su amor, casi como la RVR60. En su amor guardará silencio (LBLA), y la BI-C dice per l'amor que et té no et vol blasmar. ("blasmar" significa reprobar, condenar, censurar, vituperar, denostar). Eaton, hace este comentario: "Aquí se lo representa, además, como el prometido, que por su amor a la prometida, Sion, ya proclama su gozo, ya cae en un éxtasis de silencio". La primera parte del v. 18 entraña dificultades de traducción, pues el hebreo es obscuro, por lo que las versiones difieren: en RVR60, se entiende que Dios reúne a los fastidiados quitándoles el oprobio del exilio y al regresar puedan celebrar las fiestas en el templo. En cambio la NVI y DHH, traducen como en días de fiesta, pues van directamente a la alegría de los cánticos de los días festivos. La BI, dice que el Señor reunirá a los que estaban lejos de Jerusalén, privados de fiestas y entristecidos, con referencia a los deportados que lejos de su país, no podían asistir al culto del templo de Jerusalén. Con todos estos aspectos, podemos hacernos una idea más clara sobre la voluntad de Dios para su pueblo restaurado. Como resumen podemos tomar LBLA: Reuniré a los que se afligen por las fiestas señaladas, tuyos son, Oh Sion, el oprobio del destierro es una carga para ellos. (Las palabras Oh Sion y del destierro están suplidas)  Por eso es bueno, usar diversas versiones si queremos conocer el sentido más exacto de cualquier texto y mucho más cuando es obscuro. El v. 19, expresa la acción del poderoso guerrero del v. 17, que se ocupará personalmente de los que les oprimen, salvará a la oveja que cojea y juntará a la descarriada, (dos metáforas que están muy presentes también en el NT, como por ejemplo en Is. 53: 6, Ez.34:4; Mt. 9:36, 10:6, Lc. 15:4-7), dando a su pueblo fama y renombre entre los que les avergonzaron. Por último el v. 20, contiene la promesa de restauración de los cautivos los cuales serán reunidos y llevados de vuelta a su tierra. Así, en la misma profecía que se anuncia el castigo de Judá, por otro lado Dios ya les promete que regresarán de su exilio, cuyo cumplimiento tuvo lugar en el año 536 a.C., que es el tema de los dos profetas que siguen, Hageo y Zacarías. Cierra la profecía con una afirmación contundente: dice Yahweh.

Conclusión


El libro del profeta Sofonías nos ha mostrado uno de los atributos divinos, su justicia, de la que ninguno puede escapar, incluido su pueblo que ha caído en la idolatría y ha menospreciado a su Dios. El día de Yahweh será un día terrible para Judá, un día de juicio, del que tampoco escaparán las naciones que han deshonrado al pueblo de Dios. Sin embargo, en las peores circunstancias, Dios tiene siempre un remanente fiel que le sigue y le honra, al cual van dirigidas las promesas de Dios. Al mismo tiempo que Dios anuncia el juicio, proclama también la restauración de su pueblo a su tierra. El Señor ama a su verdadero pueblo, el remanente fiel y lo salvará. Él lo ha dicho y lo cumplirá. Démosle gloria a su nombre. AMÉN.

Cuestionario para reflexión y aplicación

      ¿En qué aspectos refleja la situación de Jerusalén de aquel tiempo la situación de nuestra sociedad hoy?
      ¿Qué responsabilidad tienen los dirigentes en la conducta del pueblo?
      ¿Cómo se relaciona la pureza de labios con nuestra adoración?
      ¿En qué nos afecta la soberanía de Dios?
      ¿Cómo explicar el amor de Dios por su pueblo pecador?
      ¿Cómo podríamos mejorar nuestro culto de adoración para convertirlo en una genuina fiesta espiritual?


*Baal El

En la mitología cananea se denominaba así (El) a la deidad principal. Se lo conocía como «padre de todos los dioses», el dios supremo, «el creador», «el bondadoso». Por lo general, (El) se representa como un toro, con o sin alas. También se le llamaba Eloáh o Elah y su esposa principal era Asera (Astarté, Athirat o Ishtar).Su hijo Baal era representado como un joven guerrero, pero también como un toro joven (un becerro). En el templo de El-Il-Dagan (en Ugarit), Baal y el dios El estaban juntos. La consorte de Baal era la diosa Tanit, la patrona de Cartago. Baal era el dios de la lluvia. Poco se sabía de la adoración a Baal hasta que las excavaciones de Ugarit (la moderna Ras Shamra, situada en la costa de Siria, frente al extremo nordeste de la isla de Chipre, sacaron a la luz muchos objetos religiosos y cientos de tablillas de arcilla. Se cree que muchos de esos documentos antiguos —conocidos ahora como los Textos de Ras Shamra— son las liturgias o las palabras de aquellos que participaban en los rituales de las fiestas religiosas. En los Textos de Ras Shamra se alude a Baal, llamado también Aliyan (prevaleciente). Baal como «Zebul ['príncipe']) de la Tierra» y «el Jinete de las nubes». Estos nombres armonizan con una representación de Baal en la que se le muestra sosteniendo en la mano derecha un garrote o maza y en la mano izquierda un relámpago que acaba en una punta de lanza. También se le representa llevando un yelmo con cuernos, lo que parece indicar una estrecha relación con el toro, símbolo de la fertilidad.
Antes que los hebreos entraran en la tierra prometida, Dios les advirtió contra la adoración de los dioses de Canaán (Dt.6:14-15), pero Israel se entregó a la idolatría de todos modos. Durante el reinado de Acab y Jezabel, hubo un incremento de la adoración a Baal en Israel. Dios directamente confrontó el paganismo a través de su profeta Elias. En primer lugar, Yahweh mostró que él, no Baal, controlaba la lluvia mediante el envío de una sequía que duró tres años y medio (1 R. 17:1). Luego Elias tuvo un enfrentamiento en el Monte Carmelo para probar de una vez por todas quién era el Dios verdadero. Durante todo el día, 450 profetas de Baal pidieron a su dios que enviara fuego del cielo -seguramente una tarea fácil para un dios asociado con los relámpagos — pero no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase (1 R. 18:29). Después de rendirse los profetas de Baal, Elias ofreció una oración, y Dios respondió inmediatamente con fuego del cielo. La evidencia era abrumadora y los israelitas se postraron y dijeron: ¡Yahweh es el Dios, Yahweh es el Dios! (1R.18:39). En Mateo 12:27, Jesús llama a Satanás "Beelzebú", vinculando el diablo a Baal-zebub, una deidad filistea (2 R. 1:2). Los baales del Antiguo Testamento no eran más que demonios disfrazándose como dioses, y toda idolatría es en última instancia, un culto del diablo (1 Co. 10:20).

*El día de Yahweh

Es una frase escatológica que se conoce también por el día o en aquel día. El uso más antiguo de esta frase lo hallamos en Am. 5:18-20, que demuestra que en aquella época ya era de uso corriente. Para el pueblo significaba que vendría un día en que Yahweh intervendría para poner a Israel al frente de las naciones, sin tener en cuenta si era fiel a Dios o no, es decir, por el simple hecho de constituir parte formal de la nación. Pero estaban equivocados (cf. Sof. 1:12) y por eso Amos declara que el día sería de juicio para Israel. Además, lo vemos también en Is. 2:12 y ss.; Ez. 13:5; Jl. 1:15,2:1-11, Sof. 1:7,14; Zac. 14:1). Otros profetas, no solamente se refirieron al pecado de Israel, sino también al de otras naciones, a las que Yahweh castigaría por su maldad y brutalidad, como hemos visto al estudiar Habacuc con relación a Babilonia (cf. Is. 13:6,9). También con Egipto (Jer. 46:10), Edom (Abd. 15), muchas naciones (Jl. 2:31, 3:14). El día de Yahweh, es pues, el día o tiempo en que Dios interviene para castigar el pecado, cuando este ha llegado a su culminación. El castigo puede llegar por medio de una invasión (Am. 5-6, Is. 13, Ez. 13:5), expresado como un desastre natural, como la incursión de langostas que simbolizan el ejército caldeo (Jl. 1-2). En el NT, el día del Señor, se refiere a la segunda venida de Cristo (2 Ts. 2:2) y la frase día de nuestro Señor Jesucristo, u otra equivalente, aparece en las epístolas paulinas (1 Co. 1:8, 5:5, Fil. 1:6, 10; 2:16). Dicha venida será inesperada (1 Ts. 5:2; 2 P. 3:10), no obstante, antes tendrán lugar una serie de acontecimientos (2 Ts. 2:3 y ss), como por ejemplo, la gran apostasía y la manifestación del hombre de pecado.

*Comentario a Ezequiel 22

En este capítulo están claramente destacados tres oráculos que empiezan con la habitual Frase: Vino a mí palabra de Yahweh, diciendo. En el primero, el profeta debe mostrar las abominaciones de la ciudad derramadora de sangre. En el segundo la ciudad convertida en escoria debe ser fundida y en el tercero la acusación va dirigida contra los profetas, los sacerdotes y los príncipes. El juicio llegará por estos motivos:
Por haber derramado sangre (w. 2-6). Puede tratarse de cualquier lance de su historia, pero como se relaciona con los ídolos, la alusión más probable es al ofrecimiento de víctimas humanas que había contaminado la vida religiosa del pueblo con prácticas abominables propias de los despiadados cananeos y que Israel había asumido, pero también los gobernantes habían contribuido al derramamiento de sangre.
Es el colmo de la maldad que hará que el castigo de Dios se acerque en su día. Se trata de una expresión para señalar el día del juicio sobre Jerusalén cuando será entregada a las fuerzas invasoras y las naciones liarán oprobio y escarnio de ella. Será el fin de sus días y sus años que se cumplió con la destrucción acaecida en el año 587 a.C.
Por todas sus abominaciones (w. 7-13). El catálogo de ellas impresiona vivamente porque afecta a todos los ámbitos de la sociedad. Empieza por el ámbito familiar con el desprecio de los padres. Cuando la familia, el núcleo básico de la sociedad es atacada la corrupción está asegurada, como estamos comprobando en la actualidad. Además los muy necesitados, como el extranjero (el inmigrante), el huérfano y la viuda, era tratado con violencia uno y despojados de lo poco que tenían otros. Este cuadro pone de manifiesto que la sociedad no ha cambiado con los siglos y cuando se da la espalda a Dios menospreciando todo lo santo, se dispara la crueldad de los hombres. Los calumniadores eran los que incitaban a derramar sangre mediante falsas acusaciones. Las aberraciones sexuales no son un signo de la degradación general que se hace patente en el siglo XXI, sino que ya se daban en una ciudad como Jerusalén en el siglo VI a.C. ¡El adulterio y la violación eran prácticas habituales! A todo esto debe añadirse el soborno para cometer asesinatos y la práctica de la usura y los altos intereses. La clave para este estado de cosas se halla en una sencilla pero contundente frase: te olvidaste de mí, dice Yahweh el Señor. Cuando se descarta a Dios de la vida del ser humano, esta no se queda vacía, sino que se llena de todo tipo de aberraciones. Pero Dios tiene algo que hacer: batir sus manos, es decir, mostrar su desprecio por la conducta del pueblo.
¿Estará preparada la ciudad para el juicio? (w. 14-16). El castigo que se avecina será muy duro y el Señor quiere llevarlos a una reflexión sobre el futuro inmediato que le aguarda. Ahora que ellos, de una manera tan desafiante desprecian todo lo que Dios ama, cuando proceda contra ellos, ¿podrán mantenerse firmes? Aunque no se da la respuesta a las preguntas es obvio que su fortaleza será derribada por cuanto serán dispersados y llevados lejos de su tierra. Pero el juicio será beneficioso a la larga ya que el exilio actuará de catarsis haciendo desaparecer toda esta inmundicia. La causa del castigo y consiguiente degradación frente a las naciones se halla en la misma ciudad porque ella segará lo que ha sembrado.        
Por haberse convertido en escoria (w. 17-22). En el segundo oráculo, el pueblo de Dios aparece como la escoria que se desprende de los metales después de que estos pasan por un proceso de fundición. Cuando un metal es purificado en el crisol de un homo de fundición se despoja de unas impurezas que se denominan escoria y como un desecho ha venido a significar lo inútil y despreciable. La comparación es altamente instructiva y no deja lugar a dudas sobre la intención divina con este mensaje: la reunión de todos los metales, es decir, todo el pueblo en la ciudad de Jerusalén, tiene como objetivo fundirlos, es decir, juzgarlos con el furor de su ira. Sin embargo, a diferencia de otros profetas (Mal. 3:3), aquí no se contempla la posibilidad de separar el metal de la escoria, sino que todo se funde en el homo indicando lo terrible del juicio de Dios.
Por la inmoralidad de sus dirigentes (w. 23-31). El tercer oráculo, va dirigido a la tierra como conjunto de todo el pueblo; destaca de entre sus moradores a aquellos que se suponía debían cumplir adecuadamente con su función o ministerio, pero están contaminados igualmente de toda la inmoralidad que caracterizaba a aquella sociedad. Menciona en primer lugar a los profetas, luego los sacerdotes y por último los príncipes. Los primeros tenían la responsabilidad de comunicar la palabra de Dios a sus hermanos, pero les profetizaban vanidad y mentira diciéndoles que les transmitían un mensaje de parte de Dios cuando este no había hablado. A la luz del resto de las Escrituras no podemos incluir entre estos falsos profetas a Jeremías porque era el único que se había mantenido fiel a lo que Dios le había revelado.

*Apocalipsis 16:5-9

Las cuatro primeras copas, como las cuatro primeras trompetas (8:6-12) están previstas en el mismo orden: sobre la tierra, el mar, las aguas de los ríos y las fuentes y el sol. La diferencia es que el anuncio de las trompetas solamente afecta a un tercio de cada dominio de la creación, mientras que las copas dañan la totalidad. Sobre la tierra, las gentes han sufrido una úlcera maligna y pestilente, el mar y las aguas han sido cambiadas en sangre, hasta el punto que todo ser viviente muere; y el calor intenso del sol produce serias quemaduras.
El ángel de las aguas (vv. 5-7). Probablemente se trata del último ángel que ha vertido su copa sobre las aguas de la tierra, el cual celebra la justicia divina y justifica la acción de la ira de Dios, el eterno y santo Dios, atributos que aparecen varias veces en este libro. El anuncio del justo juicio de Dios, puede parecer muy severo, pero los pecadores lo merecen por las maldades que han cometido. Responde una voz desde el altar. Literalmente, oí al altar que decía Señor Dios Todopoderoso, verdaderos y justos son tus juicios. No se trata de un nuevo ángel que interviene ("otro" en RVR60), sino de la voz de los mártires que estaban debajo del altar (cf. 6:9). Sus oraciones serían contestadas cuando el Señor vindica su causa delante de todo el universo.
Derramamiento de la cuarta copa (vv. 8-9). Entre las maldiciones por la desobediencia que Dios anunció a Israel, se encuentra la que dice: Yahweh te castigará (...) con calor sofocante y sequía (Dt. 28:22), como consecuencia de los efectos del sol. Esta copa afecta al sol, exactamente igual que la cuarta trompeta, con la diferencia que esta fue parcial, oscureciendo un tercio del sol, la luna y las estrellas. En cambio, cuando el ángel derrama la cuarta copa de la ira de Dios, al cual se le permitió quemar con fuego a la gente (NVI). Todos los malvados sufrieron terribles quemaduras y ni aun así se arrepintieron de sus pecados ni reconocieron la gloria de Dios, sino que blasfemaron su nombre. Dios, en su gracia, todavía en medio de su juicio final busca el arrepentimiento del impío, pero este le da la espalda. Actualmente ha aumentado la conciencia ecológica de mucha gente, de manera que referirse al deterioro de la tierra, el mar y el sol y sus consecuencias para el ser humano, como el agujero en la capa de ozono, no extraña a nadie que Dios vaya a juzgar a la humanidad por medio de estas plagas porque en parte ya están aquí. La preservación de la capa de ozono para estar protegidos de las radiaciones solares que son nocivas para el hombre se trata de una preparación necesaria cuando se acerca el tiempo de la renovación de todas las cosas, que incluye la tierra. En el calentamiento global intervienen dos factores principales: por un lado están las causas naturales producidas por las variaciones en la órbita de la tierra alrededor del sol y las manchas solares, pero por otra parte está la intervención del ser humano por medio del consumo de hidrocarburos que lanza gran cantidad de CO2 a la atmósfera. Según la NASA, "la década que acaba de finalizar fue la más caliente para el planeta desde que hay registros científicos, que se remontan a finales del siglo XIX".

*El remanente de Israel (Ro. 11:1-27)

El apóstol Pablo expone en este capítulo tres cosas fundamentales: que la exclusión de los judíos en cuanto al número no es total (1-10); que por la trasgresión de los judíos vino la salvación a los gentiles (11-20); que la exclusión de los judíos en cuanto al tiempo no es final (21-27). Dicho así puede parecer fácil, pero entraña sus dificultades.

  1. El rechazo de los judíos no es total (w.1-10)
  2. El apóstol formula preguntas retóricas que le permiten desarrollar el argumento introduciendo la idea del remanente que es crucial en todo el capítulo si queremos entender algunas cosas difíciles, como decía Pedro, al referirse a escritos de Pablo.

    1. La salvación de los judíos (1-6). Dios se reserva siempre un remanente, como en los tiempos de Elias: me he reservado siete mil hombres que no han doblado la rodilla delante de Baal (v.4). Pero debemos tener presente que este remanente salvo lo es solamente por la gracia de Dios (v.5) no por pertenecer a una determinada raza. Cuando hablamos de la salvación de los judíos muchas veces perdemos de vista este hecho y creemos que por el mero hecho de pertenecer a Israel ya son el pueblo de Dios y no es así. Para ser pueblo de Dios todos, judíos y gentiles tenemos que arrepentimos y creer en Cristo para recibir la salvación. La pregunta del versículo primero debe ser contestada negativamente, como lo hace Pablo. Él también era israelita de la descendencia de Abraham y de la tribu de Benjamín. ¿Y que había hecho Pablo? Cuando el Señor fue a su encuentro en el camino a Damasco tuvo que reconocerse pecador y creer en Cristo. Como él otros israelitas han sido salvos acogiéndose a la gracia de Dios. Eso sucedió entonces, a lo largo de los siglos y sucede hoy, cuando ha habido y hay un remanente de judíos que han creído en Cristo y son salvos escogidos por gracia, de la misma manera que los gentiles (v.5). La frase "aun en este tiempo" indica la gravedad de aquella hora, el primer siglo, cuando se produjo el rechazo de la nación (Mt. 21:43) por su incredulidad.
    2. No todo Israel es Israel (vv. 7-10). Es decir, no todos los judíos pertenecen al pueblo de Dios como ya dijo Pablo en 9:6-8. Israel no alcanzó lo que buscaba, su propio camino de salvación por las obras, pero los escogidos sí lo han alcanzado. ¿Qué significa esto? Que existe un contraste radical entre Israel como etnia, pueblo o nación y los judíos como individuos, como personas que necesitan ser salvas. El apóstol se apoya otra vez en el AT para fundamentar sus enseñanzas. Ahora cita el Sal. 69:22-23 para indicar como la palabra del evangelio tiene un doble efecto en los judíos: a unos salva y a otros los endurece, como ya estaba profetizado.
  3. La trasgresión de los judíos y la salvación de los gentiles (vv.11-16).
    1. La salvación de los gentiles. En la sabiduría infinita de Dios, la incredulidad de Israel servirá para promover la salvación de los gentiles. Esto a su vez provocará los celos de los judíos para hacer salvos a algunos de ellos (v. 14). Hay una alternativa de traducción más exacta para el v. 12: "y si su caída ha sido una riqueza para el mundo, y su mengua riqueza para los gentiles, ¿Qué no será su plenitud?". La clave aquí es el término plenitud (pleroma en el original) que en su acepción escatológica se refiere al número total de los que han de ser salvos hasta el final de los tiempos, es decir, el conjunto de los diversos remanentes de cada período histórico. La admisión de los judíos a la fe nuevamente, representará "vida entre los muertos" (Ef. 2:1 y Col.2:13). Como escribe Hoekema: "No hay necesidad de limitar esta admisión a un periodo de la historia cercano al fin de los tiempos; la admisión por parte de Dios de todos los israelitas creyentes a través de la historia es por cierto "vida de entre los muertos" y será así siempre".
  4. El verdadero pueblo de Dios es uno (vv. 17-27)       
  5. A partir de ahí, Pablo procede a elaborar la figura del olivo, como un árbol que representa al verdadero pueblo de Dios, la iglesia.

    1. Desgajados e injertados (vv. 17-24). Los gentiles no debemos jactarnos de nuestros privilegios, ya que de ninguna manera se debe a nuestra superioridad o a nuestros méritos que pertenecemos a la iglesia de Dios al haber sido injertados en el olivo del pueblo de Dios. Los judíos fueron desgajados por su incredulidad y los gentiles fuimos injertados únicamente por la fe. Ahora bien, los judíos serán injertados de nuevo si abandonan la incredulidad, es decir, si reconocen por fe la obra de Cristo para constituir con nosotros los gentiles creyentes un solo pueblo sin barreras (Ef..2:13-16). Lo que llama la atención, a tenor de cierta doctrina, es que Pablo no presenta la figura de dos olivos, Israel y la Iglesia, sino de uno solo. ¿Qué significa eso? No solamente que los judíos y los gentiles somos salvos del mismo modo, por la fe, sino que también, una vez salvados, pasamos a formar parte del mismo organismo vivo, llamado aquí olivo. Todo pensamiento de un futuro por separado, de una clase de salvación diferente para unos y otros, o de un organismo espiritual por separado para los judíos salvos, queda aquí excluida. Oigamos de nuevo lo que dice Hoekema: "Su salvación es aquí descrita en términos de llegar a ser uno con la totalidad de los salvos del pueblo de Dios, y no en términos de un programa aparte para los judíos".
    2. La exclusión de los judíos no es final (v.25). En este v. nos encontramos de nuevo con el término "plenitud". El endurecimiento afecta solamente a una parte de Israel. Hay una "plenitud" de Israel (v. 12) exactamente como una "plenitud" de los gentiles (v.25). Tanto en uno como en otro caso se trata siempre del número total de los salvados, tanto de unos como de otros. Esta plenitud no quiere decir que todos los gentiles van a ser salvos ni que todos los judíos lo serán también. Es la plenitud de los salvados de entre los judíos y de entre los gentiles. Pablo tiene delante de sí un proceso histórico, aunque el camino de salvación es idéntico para judíos y gentiles y la admisión de los judíos sea siempre como la de los gentiles (vida entre los muertos). Al comienzo, hubo algunos judíos que fueron salvos. Pero luego Israel se endureció y el evangelio fue llevado a los gentiles. Dios utilizó la trasgresión de los judíos para cumplir sus propósitos originales revelados primariamente a Abraham en relación con la salvación de los gentiles (Gá. 3:8). De modo que el rechazo de los judíos no es total ni definitivo, al menos por lo que hace a los individuos, puesto que un remanente se salvará.
    3.  La salvación del todo Israel (vv.26-27). El v. 26 ha sido objeto discusión debido a una traducción incorrecta y al juego que le ha dado un sistema teológico. Si la regla de oro de la interpretación es que todo texto debe verse a la luz de su contexto, en este caso el versículo que lo ilumina es 9:27. En segundo lugar, el griego no dice "y luego" (adverbio de tiempo, sino "así" (BJ) o "de esta manera" (NVI). Mientras se consigue la plenitud de los gentiles, la suma de los remanentes del Israel creyente en la historia es el todo Israel que se salva.

Conclusión. Esto se confirma en los vv. 26-27, referido a la primera venida como inauguración de la era mesiánica apoyada por las citas de Jeremías e Isaías que se combinan para señalar precisamente esto.



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