Una vez transcurridos los tres años y medio de sequía (Lc. 4.25; Stg. 5:17), Yahweh dirige su palabra a Elías para anunciarle que haría llover sobre toda la tierra (v.1). Pero antes, el profeta debía ir al reino del norte y entrevistarse con Acab.

1. Encuentro de Elías con Acab (vv. 17-19)
1. Intervención de Abdías (v.16). Elías se entrevistó primero con el administrador de palacio que se llamaba Abdías, un hombre temeroso de Dios que había dado muestras de fidelidad cuando Jezabel quería acabar con los profetas. Él los escondió y los sustentó. Algunos han dicho que este Abdías era el profeta del mismo nombre, pero las fechas no coinciden y además hubiera sido raro que un profeta estuviera en una corte tan perversa con un cargo de importancia.
2. La petición de Elías a Acab(v.19). Este acusa a Elías de turbar a Israel, como si el profeta dominara la meteorología, cuando la causa era la idolatría introducida por el rey (v.18). Solicita al rey que reúna al pueblo y a los profetas de Baal y de Asera en el monte Carmelo en donde tendría lugar el desafío. Acab accedió, porque le interesaba que lloviese y así paliar el hambre en Samaria, que era un problema muy grave (v.2).


2. Desafío a los profetas de Baal (vv. 21-29)
1. Reproche al pueblo de Israel (vv.21-22). El desafío tenía el objetivo de demostrar delante de todo el pueblo quién era el Dios verdadero, si Yahweh o Baal. De ahí el reproche de que tenían su pensamiento dividido y les llama a tomar una decisión. En palabras de Jesús no podemos servir a dos señores, con el agravante de que Baal era un dios falso, un ídolo. La verdad no puede ser juzgada por el número de los que la confiesan, el diablo siempre ha tenido la mayoría en su bando. Elías estaba solo como profeta de Yahweh y los profetas de Baal eran 450 más los 400 de Asera. Jezabel había introducido la religión cananea en Israel de manera poderosa y a lo grande.
2. Preparación del desafío (vv.23-29). Debemos tener en cuenta que antes de la confrontación ya había habido una manifestación sobre  el verdadero Dios desde el momento en que dejó de llover y hubo hambre. Baal era nada menos que el dios de la lluvia y la tormenta y he aquí que un solo profeta de Yahweh había anunciado que no llovería y así sucedió. Esto era un gran desafío a los sacerdotes a que hiciesen llover por el poder de su dios, pero habían transcurrido tres años y medio y no había caído ni una gota. ¿Cómo no se dieron cuenta los de Israel que Baal no era el que Jezabel y los sacerdotes pretendían? Ahora tendría lugar un nuevo desafío tomando un buey los sacerdotes y otro Elías y ponerlo troceado en un altar sin fuego debajo y a ver quién hacía descender fuego.


3. La victoria de Yahweh como Dios verdadero (vv.30-40)

Los profetas del ídolo habían estado desgañitándose desde la mañana hasta la hora del sacrificio sin conseguir nada y Elías se burlaba de ellos.

1. Arreglo del altar de Yahweh (vv.30-35). El culto a Baal había desplazado incluso un altar dedicado a Yahweh que había en el monte. Allí preparó el profeta el sacrificio. ¿De dónde sacarían el agua? Seguro del mar.
2. Oración y victoria(vv. 36-40). La oración fue concreta y la respuesta inmediata. El pueblo, entonces se postró y dijo: ¡Yahweh es el Dios!

Conclusión. ¿Cuánto tiempo les duraría esta euforia? Para completar la victoria, Elías destruyó por completo el clero idólatra.