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¡Cuán hermosos son tus pies en las sandalias, Oh hija de príncipe! Los contornos de tus muslos son como joyas, Obra de mano de excelente maestro. |
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Tu ombligo como una taza redonda Que no le falta bebida. Tu vientre como montón de trigo Cercado de lirios. |
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Tus dos pechos, como gemelos de gacela. |
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Tu cuello, como torre de marfil; Tus ojos, como los estanques de Hesbón junto a la puerta de Bat-rabim; Tu nariz, como la torre del Líbano, Que mira hacia Damasco. |
5 |
Tu cabeza encima de ti, como el Carmelo; Y el cabello de tu cabeza, como la púrpura del rey Suspendida en los corredores. |
6 |
¡Qué hermosa eres, y cuán suave, Oh amor deleitoso! |
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Tu estatura es semejante a la palmera, Y tus pechos a los racimos. |
8 |
Yo dije: Subiré a la palmera, Asiré sus ramas. Deja que tus pechos sean como racimos de vid, Y el olor de tu boca como de manzanas, |
9 |
Y tu paladar como el buen vino, Que se entra a mi amado suavemente, Y hace hablar los labios de los viejos. |
10 |
Yo soy de mi amado, Y conmigo tiene su contentamiento. |
11 |
Ven, oh amado mío, salgamos al campo, Moremos en las aldeas. |
12 |
Levantémonos de mañana a las viñas; Veamos si brotan las vides, si están en cierne, Si han florecido los granados; Allí te daré mis amores. |
13 |
Las mandrágoras han dado olor, Y a nuestras puertas hay toda suerte de dulces frutas, Nuevas y añejas, que para ti, oh amado mío, he guardado. |