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Hijo mío, si salieres fiador por tu amigo, Si has empeñado tu palabra a un extraño, |
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Te has enlazado con las palabras de tu boca, Y has quedado preso en los dichos de tus labios. |
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Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate, Ya que has caído en la mano de tu prójimo; Ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo. |
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No des sueño a tus ojos, Ni a tus párpados adormecimiento; |
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Escápate como gacela de la mano del cazador, Y como ave de la mano del que arma lazos. |
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Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio; |
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La cual no teniendo capitán, Ni gobernador, ni señor, |
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Prepara en el verano su comida, Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento. |
| 9 |
Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? |
| 10 |
Un poco de sueño, un poco de dormitar, Y cruzar por un poco las manos para reposo; |
| 11 |
Así vendrá tu necesidad como caminante, Y tu pobreza como hombre armado. |
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El hombre malo, el hombre depravado, Es el que anda en perversidad de boca; |
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Que guiña los ojos, que habla con los pies, Que hace señas con los dedos. |
| 14 |
Perversidades hay en su corazón; anda pensando el mal en todo tiempo; Siembra las discordias. |
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Por tanto, su calamidad vendrá de repente; Súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio. |
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Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: |
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Los ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente, |
| 18 |
El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al mal, |
| 19 |
El testigo falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia entre hermanos. |
| 20 |
Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, Y no dejes la enseñanza de tu madre; |
| 21 |
Atalos siempre en tu corazón, Enlázalos a tu cuello. |
| 22 |
Te guiarán cuando andes; cuando duermas te guardarán; Hablarán contigo cuando despiertes. |
| 23 |
Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, Y camino de vida las reprensiones que te instruyen, |
| 24 |
Para que te guarden de la mala mujer, De la blandura de la lengua de la mujer extraña. |
| 25 |
No codicies su hermosura en tu corazón, Ni ella te prenda con sus ojos; |
| 26 |
Porque a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan; Y la mujer caza la preciosa alma del varón. |
| 27 |
¿Tomará el hombre fuego en su seno Sin que sus vestidos ardan? |
| 28 |
¿Andará el hombre sobre brasas Sin que sus pies se quemen? |
| 29 |
Así es el que se llega a la mujer de su prójimo; No quedará impune ninguno que la tocare. |
| 30 |
No tienen en poco al ladrón si hurta Para saciar su apetito cuando tiene hambre; |
| 31 |
Pero si es sorprendido, pagará siete veces; Entregará todo el haber de su casa. |
| 32 |
Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento; Corrompe su alma el que tal hace. |
| 33 |
Heridas y vergüenza hallará, Y su afrenta nunca será borrada. |
| 34 |
Porque los celos son el furor del hombre, Y no perdonará en el día de la venganza. |
| 35 |
No aceptará ningún rescate, Ni querrá perdonar, aunque multipliques los dones. |