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Respondió Job, y dijo: |
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Hoy también hablaré con amargura; Porque es más grave mi llaga que mi gemido. |
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¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios! Yo iría hasta su silla. |
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Expondría mi causa delante de él, Y llenaría mi boca de argumentos. |
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Yo sabría lo que él me respondiese, Y entendería lo que me dijera. |
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¿Contendería conmigo con grandeza de fuerza? No; antes él me atendería. |
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Allí el justo razonaría con él; Y yo escaparía para siempre de mi juez. |
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He aquí yo iré al oriente, y no lo hallaré; Y al occidente, y no lo percibiré; |
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Si muestra su poder al norte, yo no lo veré; Al sur se esconderá, y no lo veré. |
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Mas él conoce mi camino; Me probará, y saldré como oro. |
| 11 |
Mis pies han seguido sus pisadas; Guardé su camino, y no me aparté. |
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Del mandamiento de sus labios nunca me separé; Guardé las palabras de su boca más que mi comida. |
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Pero si él determina una cosa, ¿quién lo hará cambiar? Su alma deseó, e hizo. |
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El, pues, acabará lo que ha determinado de mí; Y muchas cosas como estas hay en él. |
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Por lo cual yo me espanto en su presencia; Cuando lo considero, tiemblo a causa de él. |
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Dios ha enervado mi corazón, Y me ha turbado el Omnipotente. |
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¿Por qué no fui yo cortado delante de las tinieblas, Ni fue cubierto con oscuridad mi rostro? |