La libertad cristiana

El testimonio de Pablo

Pedro Puigvert

 

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Lectura Gálatas 1:13-24
Gál 1:13 Porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo, que perseguía sobremanera a la iglesia de Dios, y la asolaba;
Gál 1:14 y en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres.
Gál 1:15 Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia,
Gál 1:16 revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre,
Gál 1:17 ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco.
Gál 1:18 Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días;
Gál 1:19 pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor.
Gál 1:20 En esto que os escribo, he aquí delante de Dios que no miento.
Gál 1:21 Después fui a las regiones de Siria y de Cilicia,
Gál 1:22 y no era conocido de vista a las iglesias de Judea, que eran en Cristo;
Gál 1:23 solamente oían decir: Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en otro tiempo asolaba.
Gál 1:24 Y glorificaban a Dios en mí.

 En algunas de sus cartas, el apóstol testifica en varias ocasiones sobre su vida y que lo ocurrido en el camino a Damasco no fue una experiencia mística aislada o un simple instante de comprensión o convicción intelectual, sino un encuentro personal y el comienzo de una relación especial con Cristo que se convirtió en la pasión que dominó su vida. En tres ocasiones Lucas se hace eco de manera resumida en el libro de Hechos de otras tantas veces en que Pablo testifica sobre su conversión. Sin embargo, es aquí en Gálatas donde tenemos relatado lo que sucedió antes y después de su conversión y ésta es expresada en unos términos diferentes a los muy conocidos en Hechos.

  1. Su vida anterior (vv. 13-14)
    Los cristianos de Galacia habían escuchado de sus propios labios algo de su trayectoria anterior como perseguidor de la Iglesia, pero por lo que dice después es evidente que otros hacían circular historias que él interpreta como despreciativas y que rechaza con su propio testimonio de primera mano. Mientras él hablaba de su pasado como perseguidor para magnificar la gracia de Dios que lo había salvado, otros lo usaban para mostrar que no se podía confiar plenamente en él (v. 20).

    1. Perseguidor de la Iglesia de Dios (v. 13).
      Esta actividad de Saulo marcó profundamente su vida, porque la menciona en dos ocasiones más (Fil. 3:6, 1 Ti. 1:13), la cual era producida por su celo por la ley. El apóstol no afirma explícitamente que realizara dicha persecución en Jerusalén, pero si tenemos en cuenta que la Iglesia se hallaba entonces en dicha ciudad y que por esta causa se expandió por otras regiones, entendemos que empezó su labor destructiva por la capital de Judea, aunque también persiguió a los cristianos en ciudades extranjeras (Hch. 26:11) como Damasco, Pero el núcleo principal de creyentes estaba en Jerusalén y no tenía sentido perseguirles en otras partes dejando éste intacto, especialmente a los helenistas. Por eso el resto de iglesias de Judea no le conocían personalmente (v.22).

    2. Perseguidor celoso (v. 14).
      El término judaísmo sólo aparece en todo el NT en estos dos versículos. El judaísmo es la religión de los judíos en contraste con la fe de Israel en el AT. Porque en realidad el judaísmo empezó con el exilio babilónico y en su expresión más cercana a la actual, pues se ha ido modificando, debemos situarlo en la destrucción del templo en el año 70 d.C. Pablo se considera un celote (así en el original) trazando una analogía entre el partido fundado por Judas Galileo, cuyo objetivo era echar a los romanos destruyéndolos y el suyo con relación a la Iglesia, declarándose muy aventajado en querer exterminarla. El suyo era un celo religioso sin conocimiento (Ro. 10:2). El judío Saulo había aprendido las costumbres ancestrales en su casa paterna y en la escuela de Gamaliel donde fue educado según la estricta ley de los fariseos. Cada uno de nosotros tiene una historia distinta anterior a la fe, hasta que tuvimos un encuentro personal con Cristo, seguramente no tan espectacular como el de Pablo.

  2. Su llamamiento (vv. 15-17)

    1. Por gracia (v. 15).
      El origen de su llamamiento para salvación y servicio procede de Dios, porque ambos aspectos están implícitos. El ahora apóstol había sido apartado o separado por Dios para el Evangelio (Ro. 1:1) desde el vientre de su madre, lo que puede significar desde su nacimiento o más exactamente desde antes de nacer. Esto quiere decir que ya era un ser humano, en quien Dios había puesto sus ojos en él y lo había apartado para el ministerio apostólico. Este lenguaje recuerda mucho al de algunos profetas cuando relatan su llamamiento: Jeremías 1:5 "antes de que te formara en el vientre". También en Is. 49:1-6, donde el Siervo dice:"Yahvéh me llamó desde el vientre". Aquí primero Dios le aparta y en segundo lugar le llama por su gracia. Ambos aspectos forman parte del propósito divino sin que Pablo intervenga en ninguno de ellos, porque tienen como fuente la gracia de Dios. El verbo llamar forma parte del vocabulario paulino para enfatizar la iniciativa divina de salvación que no es algo especial para él únicamente, sino de todos los que hemos respondido con fe a este llamamiento divino (Cf. 1:6). Esta gracia de la que habla Pablo no es una simple actitud benevolente de parte de Dios o de Cristo, sino que es la buena voluntad de Dios hacia la humanidad expresada de forma incondicional en la obra redentora de Cristo para que los que no la merecían, los impíos, sean redimidos, justificados y reconciliados. Así es con cada uno de los hijos de Dios.

    2. Para revelar a su Hijo en él. (y. 16).
      Se trata de la misma revelación mencionada en el v. 12 y se refiere a la experiencia del Saulo de Tarso que se dirigía a Damasco cuando el Cristo glorificado se le presentó en el camino. En Pablo coinciden la visión externa y la iluminación interna: Jesús, el que perseguía se le reveló como el Hijo de Dios y la revelación fue un acto de Dios mismo. El propósito de la revelación era que Pablo proclamara el evangelio entre los gentiles: conversión y misión van juntas. Cada uno de nosotros hemos sido llamados para recibir la salvación, pero también para cumplir con una misión: ¿Estamos obedeciendo a Dios en el cumplimiento del servicio que nos ha mandado? Quizás no sea tan específico como el de Pablo, pero todos tenemos que servir.

    3. Para el apostolado (v. 17).
      Él se considera un apóstol igual a los doce que como ellos ha visto al Señor resucitado. Por esta razón no tenía necesidad de subir a Jerusalén para ser reconocido por ellos, sino que enfatiza su independencia y vemos que más adelante mantendría relaciones fraternales con ellos (2:2).

  3. Su ministerio (vv. 18-23)
    Con estas palabras rechaza el relato que circulaba, según el cual los apóstoles le habían instruido en el evangelio después de su conversión, ya que empezó a predicar antes de ver a alguno de ellos. Posiblemente Pablo marchó al mismo desierto en que Moisés y Elías habían estado siglos antes cuando fueron llamados por el Señor. Allí, por espacio de tres años pudo meditar en comunión con Dios y relacionar las Escrituras del AT con su fe en Cristo, Fue algo así como su escuela bíblica. Después volvió a Damasco y estuvo predicando, pero los judíos provocaron que el etnarca del rey Aretas quisiera arrestarle y los hermanos le bajaron en una cesta por una ventana y así escapó (2Co. 11:32).

    1. Visita a los apóstoles (vv. 18-20).
      Solamente se encontró con Cefas (Pablo llama a Pedro siempre así) y con Santiago el hermano del Señor que eran los líderes en Jerusalén para entrevistarse con ellos y quizás recibir más información.

    2. Predica el evangelio (21-23).
      Aquí tenemos el segundo "después" secuencial. Se marchó a predicar a la provincia romana de Siria/Cilicia con la ayuda de Bernabé (Hch. 9:27-30, 11:25 y ss.) ejerciendo un amplio ministerio durante 14 años y por eso no era conocido de vista por las iglesias de Judea, solamente de oído. Sin embargo, daban testimonio de su predicación. En el fondo tenemos aquí la admiración que causaba entre los hermanos por el cambio que había experimentado. ¿Es así con nosotros?

Conclusión (v. 24). Cada vez que oían noticias de lo que Pablo hacía glorificaban a Dios a causa de la gracia transformadora que se había manifestado en él. Se refiere aquí a la  conversión y el testimonio que el ex perseguidor estaba dando en aquellas regiones. En el intervalo entre las dos visitas a Jerusalén estuvo ocupado predicando el evangelio.


 


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